Según explicó la mandataria chilena, el material se expandiría por valles y ríos que están en línea directa hacia la ciudad, lo que haría imposible que fuera habitada nuevamente. A su vez, conversó con los habitantes de Chaitén, cuya futuro es totalmente incierto, y que hoy solicitaron alimentación para los animales, muchos de los cuales quedaron encerrados en corrales.

También, los habitantes de la zona requieren que se les otorgue "un pase" para poder regresar a Chaitén y retirar sus pertenencias. Sin embargo, las autoridades insistieron en que se mantendrá cercado el perímetro de 50 kilómetros, considerada la zona crítica en torno del macizo.