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La portavoz y miembro de la Oficina Ejecutiva del CNS, Basma al Qadmani, explicó que pidieron a la organización panárabe que interceda ante las autoridades sirias para que permitan la asistencia de los opositores al régimen y les garantice seguridad al salir del país. La llamada "oposición interna" es acusada por parte del otro sector que vive en el exilio de ser afín a Al Asaad, ya que, entre otras cosas, no apoyó la suspensión de Siria de la Liga Árabe.

La vocera recordó que el presidente del CNS, Burhan Galion, no tiene "ninguna intención de dialogar con Al Asaad" y adelantó que en reuniones pasadas entre el secretario general de la Liga, Nabil al Arabi, se acordó la formación de un comité preparatorio para elaborar un calendario de trabajo conjunto, al que se unan los grupos de la oposición.

Respecto a la posibilidad de que una delegación de observadores árabes viaje a Siria para preparar informes, indicó que espera puedan trabajar y trasladarse con libertad en las zonas golpeadas por la represión. La Liga dio ayer en Rabat un nuevo ultimátum de tres días al régimen de Damasco para detener la violencia y recibir a observadores sobre el terreno. En caso de no responder a las peticiones, Siria podría enfrentarse a nuevas sanciones por parte de sus vecinos árabes, que no descartan presentar una queja formal ante la ONU.

Por su parte, la titular de las relaciones internacionales de la UE, Catherine Ashton, dijo que "el futuro de Siria depende ahora de nuestra habilidad para mantener la necesaria presión sobre ellos y frenar la violencia y para que el gobierno sirio escuche a su pueblo y prosiga sus reformas".

Además, se mostró confiada en que el rey Abdulá de Jordania "insistirá en su afirmación de que ha llegado la hora de que Asad dimita". "Tres mil quinientas personas fueron muertas, miles detenidas y más aún heridas. Estoy segura de que asistiremos a una evolución positiva de los acontecimientos en los próximos días", dijo.