La precisión fue confirmada por los cotejos realizados por expertos de Gendarmería Nacional, que le presentaron los resultados al fiscal a cargo de la causa, Claudio Oviedo

Sabrina Olmos murió de la manera más increíble, mientras estaba en el patio del colegio parroquial Félix Burgos, en Morón, durante un recreo. La versión oficial es que un par de sujetos venían huyendo, supuestamente después de haber intentado robar un auto a unas 30 cuadras de la escuela. En el marco de la persecución policial, los efectivos dispararon –según ellos– en respuesta a disparos de los dos ladrones. Los jefes de la fuerza afirman que el tiroteo se registró a 200 metros del colegio y, en principio, uno de los proyectiles pegó en un portón verde e ingresó al patio, impactando en Sabrina.

En la Justicia deslizan que parte del enfrentamiento se dio delante del colegio, no a 200 metros. Por eso los peritos buscaban vainas servidas junto al propio paredón de la escuela.

En el Fiat Palio en el que huían los supuestos ladrones se encontró un arma calibre 22 y en el piso una calibre 45. Pero el proyectil que se sacó en la autopsia es calibre 9mm, es decir, de las armas reglamentarias de la Bonaerense.