17:49 › CONTRA LOS AJUSTES

Italia, paralizada durante ocho horas

Bajo el lema: "Cosi non va!" (¡Así no puede ser!), los gremios concretaron un paro en rechazo a las reformas en el mercado laboral y las medidas de "austeridad" impulsadas por el primer ministro Matteo Renzi. La huelga, que contó con la adhesión del 70 por ciento de los empleados públicos, "es sin dudas un signo de gran tensión entre los sindicatos y el gobierno", dijo el presidente italiano, Giorgio Napolitano.

Durante la medida de fuerza que duró ocho horas fueron afectados el tráfico ferroviario y aéreo, así como a escuelas y hospitales. La huelga fue apoyada por el sindicato más importante y por el tercero más fuerte (la CGIL y la UIL), que convocaron más de 50 actos y manifestaciones por todo el país, con Roma y Turín como puntos fuertes. En esta última ciudad y en Milán hubo algunos enfrentamientos entre manifestantes y la policía. El segundo sindicato del país, la CISL, se negó a apoyar la medida.

"Hoy paramos Italia para poder comenzar de nuevo", dijo el jefe de la unión sindical UIL, Carmelo Barbagallo. "Este país enfrenta la decadencia y se arriesga a la extinción".

El principal enfrentamiento se centra en torno a la reforma laboral que propone el gobierno, que busca facilitar el dar empleo y despedir a trabajadores, aunque también amplía las ayudas y los servicios de búsqueda de trabajo para los desempleados. El Parlamento aprobó la ley en principio la semana pasada, pero el gobierno tiene que elaborar el decreto para su implementación.

Renzi defendió la reforma que considera crucial para liberar un bloqueado mercado laboral, mientras los sindicatos y la izquierda del Partido Democrático del primer ministro la rechazan al considerarla beneficiosa para los empresarios pero que se aleja de los derechos de los trabajadores.

Los sindicatos quieren "mejorar la ley laboral y la de presupuesto, dando prioridad al trabajo, a las políticas industriales, a los sectores manufactureros que están en crisis y para la creación de más y mejores empleos", añadió la jefa de la CGIL, Susanna Camusso.

Además, los expertos consideran que no es sólo el contenido de la reforma lo que indigna a los sindicatos, sino también que Renzi la haya impulsado en solitario, rompiendo la práctica de gobiernos anteriores que pactaban las grandes decisiones de política económica con los sindicatos y asociaciones de empresarios.

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