Viernes, 13 de marzo de 2015 | Hoy
20:57 › BRASIL
Miles de sindicalistas, estudiantes y campesinos sin tierra marcharon en 13 estados de Brasil en defensa de la presidenta Dilma Rousseff y de la empresa estatal Petrobras, envuelta en un gran escándalo de corrupción. El domingo se movilizará la oposición, que busca impulsar un juicio político contra la mandataria.
La marcha, convocada por la Confederación Única de Trabajadores (CUT), movimientos sociales como el Movimiento de los Sin Tierra (MST), Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) y estudiantes nucleados en la Unión Nacional de los Estudiantes (UNE), entre otros, se dio en varias capitales del país con manifestaciones y actos que comenzaron en algunos puntos desde las 8 de la mañana y otros que se extendieron durante toda la tarde.
"Petrobras es del pueblo"; "La corrupción se la enfrenta con la reforma política" o "Fuera golpistas", fueron algunas de las pancartas que llevaron los manifestantes en la ciudad de San Pablo, donde marcharon a lo largo de la Avenida Paulista con la amenaza de una importante tormenta en ciernes. La multitud, que fuentes policiales estimaron en unas 9000 personas en esa ciudad, avanzó luego de las 15 horas sobre todo el ancho de la céntrica avenida, observada por un importante despliegue de la Policía Militar.
La marcha también se trasladó a las redes sociales impulsada con el hashtag "#Dia13DiaDeLuta" que permitió que miles de militantes o participantes de las manifestaciones en todo el país compartieran fotos, carteles o simplemente difundieran un mensaje de apoyo a la convocatoria en la que primó la defensa a la petrolera estatal y al gobierno de Rousseff.
La manifestación se adelantó a la marcha del próximo domingo, cuando la oposición y ciudadanos descontentos se manifestarán también en varias de ciudades contra la corrupción y el rumbo de la economía, y otros más extremos lo harán pidiendo juicio político a la presidenta o, abiertamente, incluso una "intervención militar".
La propuesta de juicio político demandado por un sector de descontentos fue considerada como "inviable e impensable" y algo que "supondría una ruptura del proceso institucional" por el vicepresidente Michel Temer, quien hoy en declaraciones a periodistas afirmó que las convocatorias para la manifestación del domingo "son legítimas" y "saludables para la democracia", siempre y cuando se realicen en forma pacífica.
En Rio de Janeiro, otra de las ciudades donde se reunieron más de mil personas, el vicepresidente del Partido de los Trabajadores (PT), Alberto Cantalice, le restó importancia a la preocupación de su propio espacio sobre las protestas opositoras y sobre la polarización de las dos marchas. "No hay radicalización. Ellos harán su propuesta y nosotros haremos la nuestra. Está todo bien", dijo en declaraciones a la prensa al participar de la movilización "pro Dilma".
Las marchas surgen en un momento en el que la popularidad de la mandataria cayó, apenas dos meses y medio después del inicio de su segundo mandato. La caída se explica por un lado por el escándalo de corrupción descubierto en la estatal Petrobras, que involucra a 49 políticos. Otra parte se debe a las medidas de austeridad tomadas ante el agravamiento de la situación económica, que fueron defendidas por el gobierno como parte de los "esfuerzos" necesarios para llegar a fin de año con una economía mejorada.
Vagner Freitas, presidente de la CUT, en declaraciones publicadas en la página web del sindicato, reconoció ayer que pese a que "los trabajadores cuestionan la política económica actual implementada por el gobierno" desde ese espacio, efectuarán "propuestas y debates" para mantener el desarrollo de los trabajadores.
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