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Fresán, quien presidió el jurado del premio Ribera del Duero, comentó además que es lector de Schweblin: "Es una científica cuerda contemplando locos o gente que está pensando seriamente en volverse loca", resumió. Schweblin, por su parte, se confesó nerviosa y abrumada al recoger el premio que está dotado con 50.000 euros (54.400 dólares) y que ella considera vital porque es un estímulo para reivindicar el género, ya que parece que muchos escritores se acercan a él como "una suerte de aprendizaje hacia otros géneros".

"El cuento es el género en el que me siento más cómoda", aseguró en Madrid la ganadora, que este año se disputaba el premio con otros cuatro finalistas, entre ellos su amiga la uruguaya Vera Giaconi, que optaba al galardón con "Seres Queridos" y a quien le agradeció su apoyo.

Entre los demás finalistas estaban "Las visiones", del boliviano Edmundo Paz Soldán, así como los españoles Cristina Cerrada con "Adversidad" y Alberto Olmos con "Todos cuantos vagan".

Los componentes del jurado en general han coincidido en destacar esa atmósfera extraña, en los límites de la cordura en la que se mueven los personajes de Schweblin y que el escritor español y miembro del jurado Jon Bilbao definió como "lynchiana", en referencia a la inquietante atmósfera del cineasta David Lynch.

"Me llama la atención ese código social de lo que es normal y la cantidad de verdad y realidad que hay fuera de eso", dijo la escritora, que se confiesa una apasionada del género fantástico. "Lo abordo de forma real y personal. Tenerlo más cerca por ahí es menos monstruoso", pero "me gusta trabajar con esa fuerza amenazante", explicó Schweblin, quien sucede en la cuarta edición de este certamen bianual a la mexicana Guadalupe Nettel, que en 2013 se alzó con el galardón por "Historias naturales".

Nettel, quien también formó parte este año del jurado, destacó que la obra de Schweblin fue de inmediato su favorita. "Tiene un enorme oficio de cuentista pero además es una enamorada y defensora del género".

"La buena literatura y los buenos vinos necesitan de buenos lectores y excelentes bebedores", concluyó la argentina.