El empedrado de la Plaza Roja acogerá mañana el desfile militar más grande de la historia de Rusia, pero los principales dirigentes mundiales, con la excepción de China, lo verán por televisión. Todos los dirigentes occidentales, desde el estadounidense Barack Obama hasta el francés Francois Hollande y la alemana Angela Merkel, han encontrado excusas para no acudir, aunque ésta última viajará a Moscú el domingo.

Aunque el Kremlin ha restado importancia a las ausencias, la Cancillería rusa ha denunciado presiones por parte de EEUU para que el mayor número de países frustren la celebración. Varsovia abrió las hostilidades al no invitar en enero al presidente Vladimir Putin al 70 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz, realizado por los soldados de la extinta URSS, que sufrió 27 millones de muertos, entre soldados y civiles.

Más de 16.000 soldados, entre quienes figurarán unidades chinas, indias y serbias, marcharán durante más de una hora frente a las murallas del Kremlin, a los que se sumarán 2300 veteranos de la Gran Guerra Patria, como es conocida la Segunda Guerra Mundial en Rusia.