Unos 400 niños y adolescentes y un centenar de educadores y dirigentes sociales partieron el 7 de Mayo desde Puerto Iguazú hacia Buenos Aires para denunciar el hambre infantil.

Los chicos, que recorrieron cinco provincias -Misiones, Chaco, Formosa, Santa Fe y Buenos Aires- bajo la consigna “El hambre es un crimen, Ni un pibe menos”, arribaron esta tarde a Plaza de Mayo, donde concluyó su recorrido de más de 4500 kilómetros.

El Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo es un colectivo de hogares, comedores comunitarios y agrupaciones civiles que trabajan por los derechos de los niños en todo el país y convocó a esta movilización por cuarta vez desde 2001.

Las pequeñas y pequeños que marcharon viven en los hogares o están contenidos por los comedores comunitarios y las organizaciones de base que integran el movimiento, muchos alguna vez estuvieron desamparados, sin sus familias o en la calle.

"Que no me mate la desnutrición y que mejore la educación, vamos a salir de Iguazú, a Buenos Aires hay que llegar, en el país no puede haber un sólo pibe sin comer", coreaban desde el escenario, con cara roja por el grito, pibas y pibes que no pasaban los 10 años.

"Los niños que participan de esta marcha, como ocurrió en los casos anteriores, cambian, es como un antes y un después. Cambian su manera de mirar el mundo y a los mayores, su visión sobre los derechos y su conciencia de lucha", comentaba emocionado un docente de plástica de una escuela de Florencio Varela.

"El hambre es un crimen lo tienen que pagar", "tuve un hermoso sueño, en el que todos podían comer, en un país que no tenía dueño", "vamos los pibes luchando por la vida", fueron algunas frases de una poética del desmantelamiento, que sorprendía más al ver las caras y voces que las expresaban en cánticos.

Pero las consignas no se quedaron en el plano de la denuncia general y los pibes fueron dando una lección de dignidad y lucha frente a una multitud conmovida . "Nuestro presidente dice que salimos del infierno, día a día los pibes se mueren de hambre, y eso es un infierno del que no salimos", "la alcancía de la Casa Rosada está llena, lo único que falta es romperla y distribuirla entre los que menos tienen", "queremos que nos cuiden, no preocuparse si los queremos robar o no. No queremos que se cuiden de nosotros, queremos que nos cuiden".

El apoyo a la lucha docente de Neuquén y Santa Cruz también se hizo presente en las pancartas que portaba el conjunto manifestante, que en el caso de los mayores estaba compuesto en buena medida por maestros de escuelas públicas.

En el escenario colmado de niños, y no tanto, las sonrisas y los ceños fruncidos, las pecheras lucidas con gallardía, las manos en alto, revelaban que esta jornada no se borrará fácilmente de la memoria de los pequeños que la protagonizaron.

Alberto Morlachetti, impulsor y coordinador nacional del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, habló frente a miles de personas pequeñas y mayores. Columnas de docentes, empleados estatales, organizaciones sociales y centros barriales comunitarios, la CTA, el Movimiento Territorial de Liberación y la Corriente Clasista y Combativa, acompañaron el acto de cierre de una iniciativa social altamente emotiva y movilizadora.

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