Martes, 30 de octubre de 2007 | Hoy
00:00 › DECLARA OTRO TESTIGO EN EL JUICIO CONTRA EL REPRESOR DE LA ESMA HéCTOR FEBRES
Un sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) afirmó hoy que el ex prefecto Héctor Febrés "torturaba a los detenidos de la Iglesia Santa Cruz", en referencia a quienes se reunían en ese templo y fueron secuestrados durante la última dictadura militar.
El carpintero Ricardo Coquet afirmó haber visto en "muchas oportunidades" a Febrés, a quien calificó como "muy golpeador" y que fue quien le exigió que hiciese una bandera de Montoneros "con el escudo de tacuara y fusil".
Coquet, que permaneció 22 meses en ese centro clandestino de detención, relató que la bandera luego se usó como fondo de una "escenografía con un escritorio y dos sillas" en las que fueron ubicadas las monjas francesas Leonnie Duquet y Alice Domond para "hacer creer que estaban secuestradas por Montoneros".
El testigo fue el primero de la cuarta jornada del proceso que se le sigue a Febrés por los tormentos a que fueron sometidos Carlos Alberto García, Alfredo Julio Margari, Josefa Prada de Olivieri y Carlos Lordkipanidse, en su cautiverio en ese centro clandestino.
Es este el primer juicio oral y público en el que se conocen los delitos de "lesa humanidad" cometidos en la ESMA tras la derogación y declaración de nulidad insalvable de las leyes de obediencia debida y punto final.
Coquet también reveló que, durante su cautiverio el represor Jorge "el Tigre" Acosta le aseguró que "acá (en la ESMA) no matamos a nadie" tras lo cual hizo trasladar a su presencia a Norma Arrostito con quien pudo dialogar unas pocas palabras.
El testigo dijo que tiempo después escuchó a represores asegurando que "Gaby (tal el apodo con que se conocía a Arrostito) se descompensó" y atribuyó ello a que "le inyectaron cianuro" lo que le provocó la imposibilidad de respirar y la muerte cianótica.
El sobreviviente -a quien se le atribuyó el número 896 durante su permanencia en la ESMA- también efectuó un minucioso análisis de las tareas que realizaban los distintos grupos "operativos" en el lugar y al trato cruel e inhumano a los prisioneros.
"Estar en un universo infinito y congelado. La oscuridad del temor a la muerte" graficó el testigo cuando la fiscal Mirna Goransky le preguntó que sensación provocaba el obligatorio uso casi permanente de la capucha con que los represores tapaban las cabezas de los prisioneros.
Coquet, quien fue secuestrado el 10 de marzo de 1977 cuando salía junto a su primo (liberado pocos días después) de la confitería Las Violetas, de Rivadavia y Medrano de esta Ciudad, es un ex militante de la organización Montoneros a quien también se le exigió, durante su cautiverio, que trabajase como "mano de obra esclava".
Es ese sentido se lo obligó a trabajar en "diagramación" y hasta se le confeccionó una credencial con la cual era llevado por las noches al Edificio Libertad -sede de la Armada- donde aprovechaban que había maquinaria de última generación para falsificar documentos y hasta diplomas de "actos de heroísmo" para los oficiales.
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