Así fue revelado por una fuente del gobierno de Tabaré Vázquez, a la par de que un equipo de técnicos de la dirección nacional de Medio Ambiente (DINAMA) recorría las instalaciones de la mega planta.

"Botnia formalizó ayer el pedido de autorización final y hoy los técnicos inspeccionan la planta para redactar el informe final que permitirá la habilitación de funcionamiento", precisó la fuente.

El calificado informante subrayó que "lo que resulta imposible de precisar es cuánto transcurrirá entre la inspección, la redacción del informe y la aprobación para operar, pues puede ser un día o muchos".

El ministro de Medio Ambiente de Uruguay, Mariano Arana, había declarado ante periodistas de su país que el otorgamiento del permiso de operaciones a Botnia es "cuestión de días".

Otra fuente del gobierno uruguayo señaló que "sería difícil de imaginar" que la autorización citada se diese "antes de que los presidentes -Néstor Kirchner y Vázquez, y la electa Cristina Fernández- se reúnan en Santiago de Chile".

Es que del 8 al 10 de noviembre se producirá en Chile la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado, donde coincidirán Kirchner, Cristina Fernández y Vázquez y se ha generado expectativa de una factible reunión.

El conflicto bilateral por la pastera de Botnia transita por una senda de diálogo político a instancias de la Corona de España, a la par de que, también, tiene un capítulo judicial que se sustancia en la Corte Internacional de La Haya.

Ambos gobiernos aceptan ese diálogo, pero sostienen posturas tan contrapuestas que al momento coinciden en que todo indica que sólo en la Corte de La Haya se podrá resolver la causa de fondo planteada por Argentina.

Los asambleístas de Gualeguaychú, que mantienen una tenaz lucha contra Botnia, en general reconocen que la puesta en marcha de Botnia resulta virtualmente "imparable", pero también, aseveran que "marcará el inicio de la verdadera lucha de Entre Ríos".

La pastera finlandesa tendría que haber comenzado a operar a fines de setiembre, de acuerdo con el plan de obra original, y por esa razón es que los accionistas de la compañía vienen ejerciendo "presión" para que el gobierno de Uruguay otorgue el postergado permiso.

Botnia prevé producir un millón de toneladas de pasta de celulosa al año, sobre la base de una inversión de 1,4 millones de dólares, en un emprendimiento que por primera vez en el mundo se da sobre un río interno, como es el Uruguay.

Uruguay aprobó la planta -como lo había hecho también con la española Ence, que a la postre se relocalizó a Colonia- sin consultar a Argentina y, por tanto, violando el Estatuto del río Uruguay.