Domingo, 26 de julio de 2009 | Hoy
El general Romeo Vásquez, pieza clave en el golpe de Estado hondureño, prometió no "dispararle" al "pueblo", en momentos en que el gobierno de facto trata de frenar, por tercer día este domingo, una avalancha de seguidores del depuesto Manuel Zelaya hacia la frontera con Nicaragua.
En un aparente intento por reducir la tensión política, el general que cumplió un papel determinante en la captura y expulsión de Zelaya el 28 de junio habló la noche del sábado a una radio masivamente escuchada por los detractores de Micheletti.
"Las Fuerzas Armadas son una institución seria y responsable que ama a su pueblo", dijo el general Romeo Vásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas hondureñas, a la Radio Globo.
Los soldados no están "para disparar contra su pueblo. No podemos dispararle a nuestro pueblo", agregó, hablando larga y serenamente con la radio, algo inusual para un alto funcionario del gobierno de facto.
"Las Fuerzas Armadas no son las responsables de haber causado esta división interna", indicó Vásquez, que dialogó al aire con la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, y le ofreció un helicóptero para trasladarse a Nicaragua a reunirse con su marido.
El general repitió los argumentos de Micheletti al declarar que "no ha sido un golpe de Estado", sino una "sucesión constitucional" la que derrocó a Zelaya, versión que no es aceptada por la comunidad internacional, que lo sigue reconociendo como presidente legítimo.
Vásquez dijo que las autoridades civiles -no los militares- gobiernan el país, y que los soldados simplemente cumplieron órdenes al expulsar a Zelaya, aunque no reveló quién las impartió aduciendo razones de "seguridad nacional".
"Nosotros lo que hemos hecho en este caso (...) simplemente fue cumplir tres ordenes", afirmó.
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