Martes, 8 de mayo de 2007 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINION
Por Marcelo Roitbarg *
Una escuela universitaria debe orientarse a viabilizar el pasaje de los alumnos hacia la vida universitaria. Pero también despertar vocaciones hacia otras áreas del saber, que no necesariamente encuadren en la oferta universitaria. Tiene que formar espíritus críticos, enseñar a pensar a sus alumnos y motivarlos mediante el desafío cognitivo.
La Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini tiene que apuntar, en primer lugar, a recuperar el nivel de excelencia educativa. Considerando la alta exigencia que implica el examen de ingreso para los aspirantes, ninguno de los años posteriores supone un desafío de estudio comparable. Creo que ese impulso inicial está desaprovechado. Es preciso aumentar el nivel de exigencia como paso previo a readquirir la excelencia educativa; ello exige esfuerzo y compromiso parejos por parte de docentes, estudiantes y autoridades.
El Carlos Pellegrini es una escuela de comercio y no debe desnaturalizarse buscando su transformación en un bachillerato. Sus raíces deben defenderse estructurando una orientación administrativo-empresarial con riqueza de contenido económico. Pero, a la par, debe organizarse una orientación socioeconómica que despliegue una oferta más vasta de asignaturas que permita a quien carezca de una vocación definida al finalizar el ciclo general, abordar otras áreas del conocimiento, con problemáticas y desafíos distintos.
En última instancia, no debe perderse de vista que ninguna de las orientaciones que se elija es determinante de la elección posterior del alumno; justamente porque el nivel de maduración con que debe encararse la elección de una carrera universitaria no se alcanza a los quince años, que es el momento en que el estudiante ejerce la opción. La vocación es una cuestión de madurez y la escuela debe ayudar a sus alumnos a madurar y a encontrar su vocación.
En estos días he leído en los diarios posiciones extremas defendidas por los candidatos a rector respecto del perfil de la escuela: ciencias económicas versus ciencias humanísticas. Estoy seguro de que ello ha llevado inquietud a los padres. Yo creo que hoy resulta imposible formar alumnos con espíritu crítico sin un alto porcentaje en las currícula de materias de base humanística. Estimo que será labor de la nueva conducción hallar la síntesis, mediante una revisión general de programas y de cargas horarias, que permita conformar una oferta curricular que garantice el retorno a la búsqueda de la excelencia académica.
* Candidato a rector de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini (UBA), en la que fue docente y consejero. Es abogado, profesor de Derecho Económico y actual secretario administrativo de la Universidad de General San Martín.
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