Es muy difícil a esta altura de los acontecimientos preguntar por qué justo en la puerta de mi casa han colocado un escenario, con toda la parafernalia correspondiente, para que el “corso” tenga sus siete horas de gloria los sábados (19 a 02) y cinco los domingos (de 19 a 24), “todos los sábados y domingos” de febrero. ¿A algún iluminado del gobierno de la ciudad de Buenos Aires le toca escuchar y ver semejante hazaña? El sonido de los redoblantes y tambores después de las dos horas es sencillamente insoportable. No hay oído ni cerebro que aguante, lo han ido corriendo año tras año de cuadra, por las quejas de los vecinos. A ellos los defiende el Ministerio de Cultura de la ciudad, y a mi familia, y a tantas familias damnificadas, ¿quién los defiende? No creo ser la única molesta por esta situación. Hay bebés y ancianos en todos los barrios, donde, sin preguntar, han ido y colocado lo necesario para semejante espectáculo. ¿No hay manera de que algunos se diviertan y no perjudiquen a los otros?

Celia Krawiecky

DNI 14.856.073