El motivo de esta carta es hacer entender al Estado, a las obras sociales y a las prepagas que la obesidad no es meramente una cuestión de estética, sino que es una enfermedad y que las personas que la padecen sufren no sólo de los problemas físicos que ella ocasiona, sino también, y principalmente, sufren de discriminación e indiferencia. Tras diversos estudios realizados a nivel mundial, la OMS declaró a la obesidad como la epidemia del siglo XXI. Pero todos estos estudios no hablan de lo que padece día a día una persona obesa, a la que le cuesta levantarse y caminar, no tan solo porque este simple y cotidiano hecho le es varias veces más riesgoso que para una persona sana y que hasta le puede causar la muerte, sino también por la vergüenza y la discriminación que sufren en todo momento.

Nuestra Constitución establece el derecho a la vida y que la misma debe ser protegida por el Estado. Ahora bien, una persona obesa tiene que recurrir a la Justicia, con todo lo que ello implica, para que las obras sociales y las prepagas le reconozcan una operación, que es su última alternativa para poder seguir viviendo, mientras que en el Senado Nacional y en la Cámara de Diputados provincial existen proyectos de ley que duermen el sueño de los inocentes esperando que un Comité de Salud y Deporte se expida sobre ello.

Ante tal situación estamos creando Cambio de Vida, un grupo de ayuda a los obesos mórbidos. Dicho grupo pretende hacer entender a la sociedad toda que la obesidad es una enfermedad y que debe ser reconocida como tal, tanto por el Estado como por las obras sociales, para evitar que los obesos no mueran de un ataque cardíaco o de alguna otra enfermedad producto de su obesidad, sino y principalmente no mueran de tristeza por no ser aceptados ni entendidos en ningún lugar.