Viernes, 4 de abril de 2008 | Hoy
DEPORTES › EL TITULAR DE LA FIA, MAX MOSLEY, Y LAS MARCAS DE LA FORMULA 1
Constructores como Mercedes, BMW, Toyota y Honda criticaron con dureza al dirigente, involucrado en un escándalo sexual, y pidieron su renuncia Mosley convocó a una asamblea para ganar consenso.
Por Pablo Vignone
La lucha por el control de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) se torna despiadada. Mientras las principales marcas que intervienen en la Fórmula 1, como Mercedes-Benz, BMW, Honda o Toyota, reclamaron la renuncia del presidente Max Mosley, a causa del escándalo sexual en el que está involucrado y que no desmintió, el dirigente convocó a una asamblea general extraordinaria para discutir el caso y, presumiblemente, obtener por aclamación el apoyo que precisa para sostenerse sin debilidad en el cargo. Los estatutos de la FIA impiden destituir al presidente en ejercicio, por lo cual sólo la renuncia de Mosley es la única alternativa para que se produzca la renovación.
La FIA invitó mediante un comunicado a todos los miembros del Senado de la Federación a tomar parte de la reunión a raíz de la “aparentemente ilegal invasión a la privacidad del presidente”. La asamblea tendrá lugar en París “a la mayor brevedad” y hasta entonces “no habrá más comentarios sobre este caso”, lo que se interpreta como una respuesta a las presiones de los fabricantes. De todas maneras, se espera un nuevo comunicado de Mosley para hoy.
El número de integrantes del Senado de la FIA supera los 200 y reunirlos en París tomará tiempo, un período que, sin duda, jugará a favor del dirigente, quien según el tabloide británico News of The World participó el viernes pasado de una orgía sadomasoquista con cinco prostitutas. Mosley pretende explicar en la asamblea lo sucedido.
Mercedes-Benz y BMW emitieron un comunicado conjunto calificando el comportamiento de Mosley como “desgraciado” y en el que aseguran: “Como compañías tomamos fuertemente distancia de ello”. Según las marcas alemanas que compiten en Fórmula 1, “este incidente concierne a Mosley como individuo tanto como presidente de la FIA. Sus consecuencias por lo tanto se extienden a la industria del deporte. Esperamos una respuesta de los estamentos de la FIA”, señalan, en lo que se entiende como una invitación a relevar del cargo a Mosley, que respondió de una manera insólita (ver recuadro).
También los japoneses atacaron al dirigente. La fábrica Toyota manifestó que no aprueba “ningún comportamiento que pueda interpretarse como dañino para la imagen de la Fórmula 1, en particular ninguno que pueda considerarse racista o antisemita” y señala que “cuando todos los hechos sean conocidos, será la FIA la que decidirá si el presidente Mosley cumplió con las obligaciones morales que supone su posición”.
Por su parte, la Honda se declaró “extremadamente desilusionada por los recientes eventos” en torno de Mosley y “preocupada porque la reputación de la Fórmula 1 y todos sus participantes se vea dañada”, requiriendo que la FIA “le dé a este asunto una cuidadosa consideración y alcance una inmediata decisión en función de los mejores intereses de la F-1 y el automovilismo”. Para los nipones, “es necesario que los líderes del deporte y los negocios mantengan los más altos niveles de conducta para cumplir sus deberes con integridad y respeto”.
No se registraron, en cambio, reacciones de los equipos ingleses de Fórmula 1 ni tampoco de Ferrari, cuya escuadra de F-1 está largamente alcanzada por las sospechas de haber sido beneficiada por la FIA en la última década. El único piloto de F-1 que realizó un comentario al respecto fue Nico Rosberg (Williams), ayer en Bahrein: “Una figura conocida, como nosotros, pilotos de F-1 o algo parecido, debe tratar de ser un buen ejemplo en general, porque un montón de gente la está observando”.
Mosley insiste en que iniciará acciones legales contra el News of The World, el dominical inglés que publicó la primicia y generó el escándalo, por “invasión de la privacidad”. El cuidadoso lenguaje del último comunicado de la FIA, que sugiere que tal invasión es “aparentemente ilegal”, parece indicar que esa será la línea de defensa que Mosley adoptará de ahora en más, tanto en el terreno legal como en el público.
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