Como en el Monumental, Gonzalo Bergessio se puso su traje de héroe para convertir tres goles y darle a San Lorenzo el triunfo 3-2 sobre Banfield, en una noche que pintaba complicadísima. Por todo lo ocurrido en los últimos días, el clima estaba enrarecido en el Nuevo Gasómetro. Mucha menos gente que lo habitual, banderas agresivas hacia los jugadores, carteles a favor y en contra de Orion, pintaban un panorama extraño.

En ese contexto salió a jugar San Lorenzo, tratando de revertir la mala imagen dejada en Bahía Blanca. Y para ello contó con un Bergessio iluminado, que solito se encargó de complicar al fondo de Banfield. Además, para hacerse dueño del trámite, San Lorenzo contó con la colaboración de un adversario que, en ese comienzo, se mostraba demasiado tibio.

Con esa geografía del partido, no resultó extraño que el ayer conjunto de Norberto Batista se pusiera rápido en ventaja, con una jugada típica del viejo equipo de Ramón: Adrián González trepó por la derecha y mandó un centro pasado para que Bergessio tocara al gol por el segundo palo. Más allá del gol en contra, Banfield no se dio por enterado. Siguió mirando el partido más que a jugarlo, algo que San Lorenzo no desaprovechó. Y otra vez un centro de la derecha, en esta ocasión al primer palo, encontró a Bergessio, que cabeceó, la pelota se desvió y descolocó a Santillo.

Tan inofensivo parecía Banfield que San Lorenzo se confió. Comenzó a jugar como si el resultado estuviera definido y faltaran un par de minutos. Por eso, cuando Civelli descontó con una volea que se le escurrió de las manos a Orion, al equipo de Boedo se le quemaron los papeles. Se dio cuenta pronto que ya no mandaba en el trámite, que la ventaja era mínima y que Banfield había mejorado. Para colmo, Orion estaba en una noche negra y le cometió un grosero penal a Barrales, que Cvitanich transformó en el empate.

Parecía que todo iba a terminar mal para San Lorenzo, por la increíble palomita que desperdició Romeo y por el penal que Santillo le atajó a González. Sin embargo, Bergessio se puso de nuevo el disfraz y disipó las broncas con una media vuelta de zurda.