Racing juega en la cornisa. Convierte cada partido en una película de 90 minutos. Con mucho drama, con suspenso constante, con altos y bajos permanentes en su rendimiento que hacen imposible anticipar el final.

Racing juega en la cornisa. Y así, sobre esa delgada línea, su gente padece los partidos. En puntas de pie en la tribuna, sentados bien al borde de las butacas los de la platea, le suman un poco más de vértigo a las proyecciones del paraguayo Bonet por derecha, retribuyen con aplausos cada vez que Yacob o Matías Sánchez dejan la vida trabando en el medio, agradecen las corajeadas de Sava o del pibe Fernández.

Racing juega en la cornisa y, solamente por eso, sufrió contra Huracán. Porque le resulta imposible despegarse de los males que le hacen sombra semana tras semana. Porque tiene la moral baja y no confía en las facilidades que se le presentan en el juego. Así terminó empatando contra Gimnasia hace un par de fechas un encuentro que tenía ganado, o perdió contra Central en la última bola o se lo empató Lanús también sobre el final. Y así, casi se lo empata Huracán en un partido que estuvo cubierto por una pátina de dudas.

El equipo de Ubeda hizo poquito por el partido: avanzaba, pero no atacaba, su hinchada le pidió que fuera al frente cuando terminó el primer tiempo y encima Arano –recibido como ídolo en Avellaneda– no salió para la segunda parte y cayó un poco más de leña al fuego. Recién a los 20 minutos del segundo tiempo le vio de cerca la cara a Martínez Gullotta con un derechazo de Alan Sánchez. Después, con el envión final, se terminó llevando puesto a Racing más por miedos ajenos que por fuerzas propias. Y casi llega al empate en la última jugada, cuando otra vez Sánchez le dio de afuera del área y paralizó todos los corazones racinguistas.

Racing juega en la cornisa e inevitablemente sufrió hasta el último instante. Tuvo varias chances para hacer el 2-0 y terminar tranquilo pero no hubo caso. Terminó sufriendo, como siempre.

Por todo esto Racing llega a la última fecha del torneo sin saber cómo terminará su película. Ayer Sava, su principal protagonista, cumplió lo que había prometido en el capítulo anterior y gracias a su gol, el equipo se llevó su segundo triunfo en 18 fechas. La próxima estación será en Santa Fe. Y justamente de eso sabe Racing. Allí irá con todos sus problemas a cuestas para jugar una verdadera final ante Colón y definir si juega o no la Promoción. Hoy Racing hace equilibrio. Sabe mejor que nadie que su situación no permite descuidos, que lo que ayer festejó, hoy se puede empañar si Colón u Olimpo ganan. Pero se mantiene ahí, luchando en esa delgada línea con la que se acostumbró a convivir y de la que se quiere despegar de una vez por todas.