Viernes, 24 de octubre de 2008 | Hoy
DEPORTES › DESPUES DE LA INESPERADA DERROTA ANTE LAS CHIVAS DE GUADALAJARA POR LA COPA SUDAMERICANA
El técnico Simeone está en una situación crítica, pero esperará a la revancha para tomar una decisión. Se habla de Gallego como reemplazo o, inclusive, Ramón Díaz. Pero la responsabilidad no es exclusiva del entrenador.
Por Adrián De Benedictis
Si bien el entrenador atraviesa el peor momento desde que llegó a la institución, esperará a lo que suceda en Guadalajara. Como la Copa Sudamericana es el único objetivo que mantiene en este 2008, Simeone aguardará para saber lo que determinará el 6 de noviembre próximo. En el caso de no avanzar a las semifinales, el conductor dejaría la entidad de Núñez. Más allá de que el presidente José Aguilar ya le ofreció la renovación del vínculo por un año más, el técnico no responderá por el momento. La única posibilidad de que Simeone continúe es ganando el certamen continental. “Si Simeone se tiene que ir, que se vaya con la mejor imagen de nosotros”, remarcó ayer Ponzio, consciente de la situación que atraviesa el técnico.
Los dirigentes de River pensaron en esa opción en el caso de que Simeone no continuase. “Tienen que ser hombres de la casa”, había dicho Aguilar la semana pasada, cuando fue consultado por este punto. La otra alternativa de los directivos es Ramón Díaz. El riojano estuvo cerca de ocupar el lugar de Simeone a principios de este año, pero a último momento decidió continuar en San Lorenzo. Gallego comenzó como ayudante de Daniel Passarella hasta que el ex defensor asumió en el seleccionado argentino, momento en que fue su reemplazante en el equipo de Núñez, y se consagró campeón invicto en el Apertura de 1994. En su paso por el banco de River, en sus dos etapas en el club, Gallego consiguió el 68 por ciento de los puntos sobre 109 partidos dirigidos.
No. Simeone no deja en claro qué sistema pretende utilizar, llegando a cambiar hasta en un mismo partido, pero el nivel de muchos jugadores no es el de la primera parte del año. El caso más claro es el de Diego Buonanotte, quien desde que llegó de los Juegos Olímpicos no ha recuperado el rendimiento que tenía en el Clausura. Para colmo, las incorporaciones (como Salcedo o Flores) no han sido la solución que el equipo necesitaba. “Es un momento en el que nadie quiere estar, que nadie está disfrutando. Hay que revertirlo en base a mucho temperamento”, indicó ayer Sebastián Abreu, quien sólo puede jugar la Copa Sudamericana.
Se habló mucho del poco brillo que había tenido el último campeón. De esa manera, el técnico apuntaba a que el equipo tuviera un juego más vistoso en este semestre, teniendo en cuenta la tranquilidad que le daba el título. Pero sucedió todo lo contrario, y la ausencia de jugadores como Ortega y el chileno Sánchez se está sintiendo en estos momentos. El jujeño le aportaba claridad para dejar a un compañero en una buena situación para definir, el arquero transmitía seguridad y estaba muy consolidado, y Sánchez le daba cambio de ritmo en los últimos metros. Y todo eso ya no lo tiene.
Sí. Hace tiempo que River no acierta en las contrataciones, salvo casos aislados. En el último año arribaron Rosales, Ponzio, Nicolás Sánchez, Villagra, Ojeda, Ruben, Salcedo, Flores, entre otros, pero no todos pudieron afirmarse en el club y algunos ni siquiera están. Eso terminó generando grandes gastos para la entidad y los objetivos no se fueron cumpliendo en la misma proporción.
El último ídolo de River se fue por decisión de Simeone. Su nombre se escuchó en la noche del miércoles, coreado por los hinchas, cuando el equipo perdía ante Chivas. El vínculo de Ortega con Independiente Rivadavia es hasta el final de esta temporada, y seguramente retornará a mediados del año próximo. Esa puede ser una gran jugada del oficialismo, mirando a las elecciones de diciembre de 2009.
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