Viernes, 24 de octubre de 2008 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINION
Por Juan Manuel Oro *
En las últimas elecciones en la Facultad de Ciencias Económicas votamos más de 21.500 estudiantes, de un padrón de aproximadamente 54.000, casi el 40 por ciento, habiéndolo hecho más de 8000 por la agrupación de la cual formo parte, Nuevo Espacio, una agrupación de estudiantes universitarios independiente, a la cual sistemáticamente se busca desconocer, señalar y definir a través de un sinnúmero de falsos calificativos. Los estudiantes lo saben y de ahí el reconocimiento mayoritario.
Este es el caso del Partido Obrero, en Económicas MxE y en la UBA un sinfín de rótulos como EPA (en Psicología) o EVET (en Veterinarias). Una agrupación que, en las elecciones nacionales, provinciales o distritales no alcanza niveles siquiera mínimos de representatividad aunque denuesta a toda persona que no adhiera a sus principios ideológicos.
Dado que el estudiantado no se identifica ni con su contenido ideológico, ni con sus prácticas, lo que resuelven hacer es “camuflarse” tras una cortina de humo, conformada por slogans tipo: “democratización”, “renta a los ad honorem”.
Las reivindicaciones de los estudiantes son mucho más que meros “slogans” o parte de una estrategia electoral. Esto no alcanza con decirlo, hay que demostrarlo con hechos concretos. En Económicas esto lo tenemos bien en claro y una muestra es la obra del nuevo edificio, que se está construyendo en la avenida Córdoba y Uriburu. Más aulas, mejores condiciones para las clases para los 60.000 alumnos que cursan algunas de las cinco carreras que allí se dictan, en una superficie de más de 10.000 metros cuadrados, son ejemplos específicos de los esfuerzos que hace la universidad pública por elevar la calidad de la enseñanza.
Sin embargo, estos hechos no son valorados por un sector minoritario del estudiantado, que arrastra irresponsablemente a estudiantes cada vez más jóvenes a acciones concretas de violencia extrema, como son los mediáticamente tolerados “escraches”, “tomas”, “cortes de calles”, etc., con que agreden y destruyen lo público, o sea a la sociedad toda, que hace un esfuerzo importante para garantizar la gratuidad y el funcionamiento de la universidad pública.
Desde nuestro lugar hacemos un enérgico llamado a la racionalidad de todos los sujetos que conformamos la comunidad universitaria (docentes, graduados, estudiantes y no-docentes) a que en el marco del respeto y la tolerancia no sigamos confundiendo un verdadero problema con una simpática coyuntura en el claustro estudiantil. Y para esto es imprescindible la comprensión de la situación por parte de los medios, que serán los responsables de comunicar a tiempo, y objetivamente, a la comunidad en su conjunto la real dimensión de esta situación que nos afecta a todos los ciudadanos. Las prácticas de estos intolerantes ya atraviesan a toda la sociedad, sus estamentos e instituciones, impregnando con su lógica a todas las relaciones, quedando cualquiera a merced del próximo corte, piquete, etc. Todos rehenes de una lógica intolerante, antidemocrática, irresponsable y violenta. No podemos ante tan preocupante escenario permanecer expectantes.
* Presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
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