Después del duro traspié que padeció en La Paternal el domingo pasado, Independiente se pudo recuperar y derrotó ayer 1-0 a Lanús. A pesar de no ofrecer un juego para el elogio, al equipo le alcanzó para terminar el torneo con una alegría.

Independiente salió a jugar su encuentro ante Lanús con la intención de revertir la imagen que había dejado en sus dos últimas presentaciones, que provocaron la despedida de la lucha por el título. De esa manera, el conjunto de Avellaneda trató de adueñarse de la pelota, sobre todo para que la controle la dupla que integraron Gracián y Núñez. En esta oportunidad, el equipo presentó un solo delantero (González).

Pero la incapacidad para crear juego en ofensiva, provocó que el local no pudiera construir una acción de riesgo en todo el primer tiempo. Mientras, del otro lado, Lanús mantuvo el orden habitual para acercarse con mucha gente al área rival, y a partir de ahí tuvo las mejores chances para ponerse en ventaja. Primero Blanco cabeceó cerca del arco un envío desde la izquierda, y luego el paraguayo Salcedo desperdició un penal por una mano de Velázquez dentro del área.

El conjunto de Luis Zubeldía era más profundo cuando se decidía a ir hacia adelante, y así nuevamente Salcedo tuvo otra oportunidad para convertir, pero el arquero Gabbarini, en gran reacción, desvió la pelota por arriba después del remate del delantero.

Independiente salió con un poco más de decisión a jugar el segundo tiempo, y cuando apenas habían pasado diez minutos, Núñez probó desde afuera del área y la pelota se fue cerca del arco. De todas maneras, el local sólo insinuó una reacción al principio y lentamente se fue diluyendo. Encima, Lanús se fue en busca del triunfo y a pesar de no tener claridad en los últimos metros, estuvo cerca con un cabezazo de Aguirre. Pero por la vía del contraataque, Independiente se quedó con la victoria con un zurdazo de Piatti que Marchesín no pudo retener.