Domingo, 16 de mayo de 2010 | Hoy
EL PAíS › EL PROCESAMIENTO DE MACRI TIENE SETENTA PAGINAS ANALIZANDO SU SITUACION EN LAS ESCUCHAS
La lógica que aplica el juez Oyarbide indica que Palacios y James ya formaban un asociación ilegal que Macri incorporó al gobierno porteño, y que usó para sus fines propios. Las pruebas y la apelación ante la Cámara.
Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann
El juez Norberto Oyarbide dedicó 70 páginas de su fallo a analizar la situación particular de Mauricio Macri en la causa. La lógica del procesamiento es que el jefe de Gobierno porteño introdujo en su administración una asociación ilícita que venía de antes, conducida por Jorge “Fino” Palacios y Ciro James, dedicada al espionaje ilegal. El gobierno Macri le dio cobijo, medios logísticos, la designación en el Ministerio de Educación y una suma mensual de 6000 pesos que no tuvieron justificación. Es más, el juez sostiene que no es casualidad que Palacios haya incorporado –como adelantó en exclusiva Página/12– nada menos que a 50 efectivos provenientes de la División Inteligencia de la Policía Federal. Todo eso les permitió a Palacios-James ampliar su funcionamiento ilegal, espiando al dirigente de los Familiares de las Víctimas de la AMIA, Sergio Burstein, y al cuñado de Macri, Daniel Leonardo. La defensa del jefe de Gobierno apelará ante la Cámara Federal que, estimativamente, resolvería el recurso en menos de un mes. De todas maneras, fue esa misma Cámara –Eduardo Freiler, Eduardo Farah, Jorge Ballestero– la que le ordenó a Oyarbide que avance en la investigación y hasta le dijo que no se trataba de casos aislados de escuchas sino de una verdadera organización paraestatal de espionaje. Aunque las 600 fojas de los fundamentos se van a dar a conocer mañana, los puntos centrales de la resolución explican la lógica del procesamiento y responden una serie de preguntas y hasta cuestionamientos planteados por Macri:
Inicialmente, que participó en una organización y se aprovechó de ella para realizar dos escuchas ilegales: la de Burstein y la de su cuñado, Leonardo. En el caso del dirigente de Familiares, el objetivo era estar al tanto de qué ocurría en la causa en la que se investigaban las irregularidades en el caso AMIA. En ese expediente, Palacios estaba a punto de ser procesado, como efectivamente ocurrió. Espiar a Burstein resultaba importante no sólo para estar al tanto de la causa AMIA, sino también porque era un duro adversario de la designación de Palacios. La idea –según cree el juez– era hacerlo trastabillar como querellante. Respecto de Daniel Leonardo, es público que había un conflicto en el clan Macri. Las escuchas tuvieron como objetivo probar algunas inclinaciones sexuales de Leonardo. Después, se le exhibirían esas escuchas a Sandra, la esposa de Leonardo, para romper su vínculo. Para la mayor parte del clan Macri, Leonardo era un parapsicólogo que se aprovechaba de Sandra. Por ello Franco Macri le ofreció dinero para que acceda al divorcio.
Según trascendió, en los fundamentos del fallo hay un largo análisis sobre la relación entre Mauricio Macri y Palacios, y de éste con las escuchas ilegales. Se demuestra que el vínculo entre el jefe de Gobierno y su policía preferido venía de la época del secuestro de la hermana de Mauricio, Florencia. Desde entonces, Macri llevó a Palacios a la jefatura de seguridad de Boca y después al máximo cargo en la Metropolitana, pese a que estaba por ser procesado en la causa AMIA. El razonamiento del juez es que en el marco de esa relación tan estrecha, El Fino no habría puesto en marcha la escucha telefónica de Burstein y menos todavía la del cuñado de Macri sin el visto bueno del jefe de Gobierno.
En primer lugar, porque Palacios lleva a James a la Metropolitana y estaba a punto de ubicarlo en un cargo de máxima importancia. Al punto que James, sin estar designado, concurría a reuniones en la Procuración. En segundo lugar, porque hay casi dos llamadas diarias entre ellos. Pero lo fundamental no es la cantidad, sino el momento de esas llamadas. Por ejemplo, Palacios se comunica con James, de inmediato éste lo hace con un policía de Misiones, Diego Guarda, y éste consigue que se libre la orden a la SIDE para que se intervenga el teléfono de Burstein. En forma continua, hay llamadas entre Palacios y James los días en que éste retiró las cintas de la SIDE. Esto es evidente también en el caso del espionaje a Leonardo. En este terreno todavía hay una investigación en marcha. Además de las 192 llamadas entre Palacios y James, se está buscando un celular que supuestamente también usaba El Fino y en el que mantenían comunicaciones que todavía no pudieron ser detectadas. “Hay algunos baches en el tiempo que sólo se explican porque tenían algún otro celular. La investigación no es fácil porque, obviamente, no usaban celulares que estuvieran a su nombre”, reveló uno de los investigadores judiciales.
Desde el juzgado responden que eso no es cierto. Por ejemplo, se investigaron tres llamadas a un teléfono fijo de la SIDE en Ezeiza. Fueron llamados efectivos de la central de espías a declarar y explicaron los motivos de las comunicaciones, que tenían que ver con trámites burocráticos en Ezeiza. Pero el punto clave, es que Oyarbide no encontró en esas llamadas ninguna relación con el espionaje ilegal. El juez también allanó la División Robos y Hurtos de la Policía Federal, porque detectó un pedido a la SIDE de que intervenga una línea telefónica. El jefe de Robos y Hurtos explicó que hubo una llamada anónima –se sospecha que fue hecha por James– denunciando a una persona relacionada con un robo. Se pidió la intervención durante 15 días y como no se encontró ninguna evidencia, dejó de hacerse. Según razonó Oyarbide, en las miles de llamadas hechas por Palacios y James, lo que se buscó era la relación con el espionaje. Por ejemplo, hubo 165 llamadas entre Palacios y la abogada de la DAIA, Marta Nercellas. El dato exhibe la relación que mantenían ambos, pero no existe ningún delito y no hay vínculo con las operaciones de espionaje. Las miles de comunicaciones que hizo James antes, durante y después del espionaje fueron analizadas, pero no se pudieron detectar vínculos con las escuchas ilegales. Por lo menos, hasta el momento.
Es posible. La realidad es que la primera vez que retiró una cinta de la SIDE fue con la escucha realizada, por orden de los jueces de Misiones, al empresario Carlos Avila. O sea que la mecánica descubierta la usó por primera vez en 2007. El razonamiento del juez es que seguramente realizó tareas de inteligencia cuando estuvo en la Federal, pero la operación descubierta se concretó bajo la tutela de Palacios y la organización misma se incorporó a la administración porteña. A James se le hizo un contrato fantasma en el Ministerio de Educación porteño, se le pagaban 6000 pesos por mes por un trabajo que no hizo, se lo incorporó a la Metropolitana y ya estaba en actividad en esa fuerza mucho antes de su designación. Es más, era inminente su ubicación en un cargo del máximo rango porque ya concurría a reuniones con el jefe de Política Criminal de la Procuración, Agustín Gamboa, acompañando al jefe de Operaciones Jorge Ontiveros.
Porque James siguió concurriendo a las oficinas de la Metropolitana y, por lo que se ve en los videos del Ministerio de Seguridad, iba a ver a Chamorro. James hasta retiró dos cintas de la SIDE después de la renuncia de Palacios y fue derechito a la sede de la Metropolitana. Para el juez no es un dato menor que la fuerza porteña haya incorporado tantos efectivos –unos 50– provenientes del área de inteligencia de la Federal.
Como es obvio, la defensa de Macri y de todos los procesados va a apelar la decisión de Oyarbide. El caso llegará entonces a la Sala I, integrada por Ballestero, Farah y Freiler. Los tres magistrados ya intervinieron en el expediente varias veces y le insistieron a Oyarbide que acelerara la investigación y pusiera el acento en que no se trataba de hechos aislados sino de una organización paraestatal. La Cámara sugirió que vaya para arriba, señalando a los jefes. Según parece, los fundamentos del fallo van en este último sentido: Macri incorporó a su administración una asociación ilícita dedicada a espiar y le dio los medios para que amplíe su funcionamiento, usando esa organización por lo menos para espiar –en su caso– a Burstein y Leonardo.
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