Domingo, 4 de julio de 2010 | Hoy
DEPORTES › “AL FINAL SIEMPRE GANAN LOS ALEMANES”
Desde aquella épica victoria en México ’86, en la final disputada en el estadio Azteca, cuando la Selección Argentina obtuvo su segundo título del mundo, Alemania se ha convertido en una valla insalvable para el conjunto albiceleste. A partir de ese logro, la única vez que Argentina pudo superar a los germanos en seis enfrentamientos, Alemania se ha convertido en el verdugo de la Selección en tres de los seis mundiales posteriores.
La primera vez que se vieron las caras en una Copa del Mundo fue en Suecia, en 1958. Aquella vez, con dos tantos de Rahn y el restante de Seeler, los europeos se impusieron 3-1 –descuento de Corbatta– en el anticipo de lo que sería una actuación decepcionante, conocida como “el desastre de Suecia”, luego de la eliminación en la primera ronda y la goleada 1-6 ante Checoslovaquia. El siguiente cruce se dio en 1966, pero el 0-0 en Inglaterra no pasó a la historia, ya que ese punto les sirvió a ambos y avanzaron a la siguiente ronda.
A partir de ahí, pasaron 20 años hasta que Maradona pudo levantar la Copa en México. El 2-0 inicial con tantos de José Luis Brown y Jorge Valdano parecía encaminar la final hacia un triunfo sencillo. Pero los alemanes reaccionaron y llegaron al empate con tantos Karl Heinz Rummenigge y Rudi Voeller. Y cuando pintaba el alargue, la memorable corrida de Jorge Burruchaga tras la asistencia de Maradona terminó con el segundo título del mundo.
Sin embargo, ese éxito ante los germanos pareció una maldición para el futuro. En el mundial siguiente, otra vez con Carlos Bilardo y Franz Beckenbauer en los bancos de suplentes, Alemania se tomó revancha con un 1-0 polémico, por el dudoso penal de Roberto Sensini a Voeller que Andreas Brehme convirtió a cinco minutos del final. A partir de ese día, nadie olvidó el nombre del mexicano Edgardo Codesal.
Más acá en el tiempo, la memoria todavía está fresca. En una situación calcada de este mundial, luego de eliminar a México, Argentina volvió a cruzarse con Alemania en los cuartos de final. Pero aquel partido en el estadio Olímpico de Berlín sí estuvo al alcance de la mano. Con un cabezazo de Roberto Ayala tras un corner de Juan Román Riquelme, el equipo de José Pekerman se puso en ventaja. Sin embargo, tras la salida de Roberto Abbondanzieri por una lesión, Alemania llegó al empate con un cabezazo de Miroslav Klose, tan verdugo como ayer. Sin Messi, que no pudo ingresar porque se agotaron los cambios, el partido derivó en el suplementario y luego en los penales, donde el héroe fue el arquero alemán Jens Lehmann y su famoso machete. Ayala y Esteban Cambiasso no pudieron convertir sus remates y la mala racha se estiró. Ayer estaba la chance de una reivindicación histórica, pero en el juego no hubo posibilidades, y Alemania, por tercera vez consecutiva, fue el verdugo que les selló el pasaporte a las ilusiones albicelestes.
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