Domingo, 30 de enero de 2011 | Hoy
DEPORTES › RODOLFO ARRUABARRENA, EX JUGADOR Y AHORA FLAMANTE ENTRENADOR DE TIGRE
El jugador de Central, Boca y Tigre, recientemente campeón con la Universidad Católica, habla de lo que será su primera experiencia como entrenador. Con Bianchi como modelo, con trabajo y resultados, el Vasco quiere dejar su huella en Victoria.
Por Leonardo Castillo
Tras consagrarse campeón en el fútbol chileno con Universidad Católica, en diciembre pasado, decidió, a los 36 años, que ya era hora de ponerle un punto final a una larga carrera deportiva que lo llevó también por los campeonatos de Argentina, España y Grecia. Pero al mes de haber colgado los botines, Rodolfo Arruabarrena se puso el buzo de DT y asumió la conducción de Tigre, club donde jugó durante dos temporadas antes de cruzar la cordillera, a principios de 2010. “Todavía me siento un jugador, pero eso no me va a impedir tomar decisiones propias de la responsabilidad que tengo como entrenador”, le confió el ex defensor en un diálogo que mantuvo con Página/12. El Vasco señaló además que sueña con armar “un equipo protagonista para el próximo Clausura. Y aseguró que tiene un modelo de técnico a seguir: Carlos Bianchi, que lo dirigió en aquel Boca que obtuvo la Copa Libertadores de América en 2000.
–¿Qué lo motivó para aceptar dirigir Tigre habiendo pasado tan poco tiempo de su retiro como jugador?
–Dirigir era para mí una decisión tomada desde hace algún tiempo. Ya había hecho el curso y surgió la oportunidad en Tigre, un club que conozco y donde saben quién soy. Las cosas se dieron rápido, nada más, pero sabía que en algún momento iba a trabajar como entrenador. Ahora, el desafío pasa por demostrar que puedo hacerlo.
–¿Empezar a dirigir tan rápido le permite sobrellevar el retiro con más facilidad?
–No en mi caso. Por ahí ayuda el hecho de sentirse vinculado al fútbol, pero bueno, no es que salí a buscar un club para dirigir inmediatamente después de haber dejado de jugar para que el retiro no me doliera. Abandonar el fútbol era una cuestión que tenía madurada.
–¿Todavía se siente un jugador profesional?
–En algún punto sí, y creo que está bien que eso suceda porque me va a permitir comprender a los jugadores que tengo que dirigir. Para entender a un jugador hay que haberlo sido. Es un sentimiento que a uno lo acompaña por el resto de su vida, independientemente de la profesión que se elija después, cuando se deja de jugar.
–¿Pero no cree que sentirlo de esa forma lo puede perjudicar a la hora de tomar decisiones con respecto al manejo del plantel?
–No, en absoluto. Porque ahí es cuando se deben separar las cosas. Una cosa es entender lo que vive y siente el futbolista y otra es tomar decisiones como entrenador. Lo que pasa es que cuando uno es técnico no puede actuar como un jugador, eso tiene que quedar claro cuando se empieza con este trabajo.
–Varios integrantes de este plantel fueron compañeros suyos cuando jugó en Tigre, ¿eso es bueno o malo para la función que hoy desempeña?
–Para mí es mejor porque conozco a varios jugadores y me puedo apoyar en ellos. Pero al margen de eso, todos me están demostrando que son buenos profesionales y confío en que se van a comportar como tales. La predisposición que encontré fue muy buena.
–Su antecesor en el cargo, Ricardo Caruso Lombardi, tuvo algunos problemas de relación con el plantel, ¿su llegada permitió descomprimir esa situación?
–No puedo hablar de lo que sucedió durante la gestión de otro entrenador. Eso no corresponde. Lo único que puedo decir es que veo un plantel con muchas ganas de trabajar y progresar futbolísticamente.
–Algunos técnicos consideran que armar un grupo humano es casi tan importante como jugar bien, ¿está de acuerdo?
–Siempre suma el hecho de que los jugadores tengan una buena relación entre sí, pero no siempre se da así. Conozco casos de grupos en los cuales había muchas diferencias, pero en la cancha eso no se notaba. No creo que una buena convivencia sea necesaria para que se juegue bien. Pero bueno, vamos a apuntar a armar un buen grupo que también sea capaz de lograr resultados.
–¿Cuál es el fútbol que tratará de mostrar Tigre en el Clausura?
–La idea es tener la pelota y tratar de ser ofensivos. Vamos a procurar ser protagonistas, veremos después cómo nos salen las cosas. Pero la intención será ésa.
–Tigre necesita sumar para alejarse de la zona de descenso directo y de Promoción, ¿ése es el objetivo o se puede aspirar a algo más?
–Vamos a ir partido a partido tratando de encontrar nuestra identidad. Y después, tal vez, pueda apuntar un poco más alto.
–¿Le conforma el nivel que tiene el campeonato argentino?
–Lo mejor que tiene el fútbol argentino, más allá del juego, es su nivel competitivo. En algún punto, cualquiera le puede ganar a cualquiera, y eso está bueno. Lo malo es que los futbolistas muchas veces están sometidos a demasiadas presiones, a cuestiones extradeportivas que pueden resultar perjudiciales. Pero, por lo general, el jugador argentino suele sobreponerse a casi todo, y por eso es tan valorado en el exterior.
–En Boca tuvo como entrenador a Carlos Bianchi, ¿representa él un modelo a imitar ahora que usted está sentado en el banco de suplentes?
–Sí, para mí Bianchi es un referente como entrenador y me gustaría seguir sus pasos. Uno toma cosas de todos los técnicos que tuvo en su carrera, y él me dejó mucho. Ojalá pueda parecérmele.
–¿Qué le gustaría dejar cuando termine su gestión en Tigre?
–Trabajo, resultados y un equipo que sepa lo que pretende cuando salga a la cancha.
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