Luego de cuatro finales perdidas, el escocés Andy Murray se quedó con el primer Grand Slam de su carrera al vencer 7-6 (10), 7-5, 2-6, 3-6, 6-2 al serbio Novak Djokovic en la definición del US Open. Tras casi cinco horas de batalla, el británico se tomó el rostro y, casi como no creyéndolo, celebró de manera más que mesurada el logro más importante de su carrera.

El partido arrancó con mucho viento, algo que favoreció a Murray, que se movía mejor que un Djokovic muy errático. Dentro del poco margen que se daban, el escocés aprovechaba sus ocasiones y así pudo llevarse el primer set en el tie break y sacó una ventaja de 4-0. Sin embargo, el serbio cambió su estrategia, comenzó a arriesgar más y se metió en partido, por más que no le alcanzó para quedarse con el parcial. Pero le sirvió para ganar en confianza y recuperar su nivel de juego. Así se llevó los dos sets siguientes y forzó un quinto y decisivo parcial. Por más que el campeón defensor parecía más entero, Murray quebró en el arranque del último set y tomó una ventaja de 3-0 casi decisiva. De esa manera se fue encaminando a un éxito que se le venía negando desde 2008. “No sé cómo lo hice, fue un partido muy largo, de casi cinco horas”, alcanzó a decir Murray en una de las celebraciones más frías que se recuerde.