Domingo, 22 de diciembre de 2013 | Hoy
DEPORTES › LIONEL MESSI, SALPICADO FUERA DEL CAMPO POR NEGOCIOS NO DEL TODO CLAROS
Los amistosos con amigos se transformaron en un problema para el mejor jugador del mundo, aunque su familia, a través de un comunicado, intentó desligarse. ¿Qué hay detrás de esta historia que transcurre en Colombia, España y Argentina?
Por Gustavo Veiga
Algo huele mal en tres países de habla hispana: Colombia, Argentina y España. Se puede decir que la historia no habría causado tanto revuelo, si no fuera porque Lionel Messi apareció involucrado en ella. Una serie de partidos con amigos del mejor jugador del mundo son investigados por un Juzgado de Instrucción de Madrid, que sospecha lavado de dinero narco. Semejante bomba, lejos de desactivarse por el descargo que formuló el astro deportivo ante la Guardia Civil, en noviembre pasado, y las desmentidas posteriores de los principales implicados, expandió toda su carga. Un sospechoso empresario colombiano, Andrés Barco, asegura que le pagó a Guillermo Marín por los servicios futbolísticos prestados, un argentino que maneja aquí la sociedad Imagen Deportiva y, entre otros golpes de efecto, organizó la carrera de Usaín Bolt contra el Metrobús. La investigación judicial provocó cuatro detenciones, varias declaraciones comprometedoras y dejó puertas entreabiertas. La principal: si el dinero recaudado fue a parar a fundaciones que oficiaron de pantalla, como Benposta Internacional, de Bogotá, que también recibió un cheque sin fondos; si la aventura dio pérdidas para sus organizadores o si los futbolistas cobraron por lo que se vendió como un show benéfico.
Los hechos se remontan al 21 de junio de 2012. Bajo el gancho del partido Messi y sus Amigos o La Batalla de las Estrellas, Barco y Marín presentaron el evento en la capital colombiana. Lo repitieron en Medellín, pero el 29 de junio de este año. Todo marchaba bien hasta que se canceló el mismo espectáculo el 3 de julio pasado, en Los Angeles, Estados Unidos. Alguien no pagó una cuenta y los protagonistas se negaron a viajar desde Lima, Perú, una de las escalas del tour. Desde ese momento, la idea del empresario argentino –en 2007 organizó el primer amistoso de esta saga, en San Luis, auspiciado por Movistar– comenzó a zozobrar entre sospechas de la Justicia española de lavado de dinero.
Lo que todavía no se difundió mundialmente es que el jueves, el diario El Tiempo, de Colombia, informó que allí también se investiga hace más de dos años la pista del dinero narco en simultáneo con lo que acontece en Madrid.
“En algunas conversaciones interceptadas –citó el medio–, apareció mencionada la firma Total Conciertos”, la sociedad de Harrigson González, otro empresario colombiano, coorganizador junto a Barco y Marín de los partidos en Bogotá y Medellín. Los dos últimos se despegan ahora mutuamente por los medios. El primero, un ex disc jockey de 37 años, vinculado con el mundo artístico, y en España sospechado de ser nexo con el narcotráfico, respondió así a una entrevista radial en su país:
–¿La plata que recogieron en Colombia para quién fue?
–Para el señor Marín.
–¿Quién es el señor Marín?
–Guillermo Marín es quien maneja los partidos amistosos de Lionel Messi y hace varias cosas más. Tiene una empresa de marketing deportivo en la Argentina.
El dueño de Imagen Deportiva, ex jugador de básquetbol profesional e hincha de Gimnasia, formuló declaraciones (que reprodujeron algunos medios) para desligarse del escándalo. El diario Hoy de La Plata lo citó así: “Yo contraté a un promotor colombiano, que es la empresa Total Conciertos, para hacer dos espectáculos de Los Amigos de Messi, en Medellín y en Los Angeles. Por el incumplimiento de esta empresa en Medellín, que nos dejó una importante deuda, decidimos cancelar el espectáculo de Los Angeles y ahora estamos en juicio”.
La sociedad Total Conciertos fue creada en marzo de 2012, dos meses antes de los partidos. Se constituyó con un capital de 500 millones de pesos colombianos y cinco empleados. Sus dueños, Barco y González, habían creado en 2009 Total Entertainment Inc. en Panamá. Hoy parecería que no se conocen. “No somos socios. El era el presidente de Total Conciertos”, le pasa la pelota el primero al segundo.
Un agente de partidos FIFA de reconocida trayectoria en el ambiente futbolístico le dijo a Página/12 que “Messi no tiene necesidad de estar haciendo esta clase de amistosos”, donde pone en juego su prestigio. Además, aportó datos para comprender mejor el contexto en que se desarrollaron los hechos: “Si uno contrata los partidos con las federaciones nacionales, queda cubierto. Pero como hay países donde esas federaciones no tienen recursos, se apela al capital privado. Y aparecen riesgos, como los que corrió Marín en Colombia”.
Queda claro que no se trataba de encuentros oficiales ni entre selecciones nacionales. Y que, por lo tanto, no se requería de agentes autorizados. Marín no lo es. Tampoco lo son quienes fueron sus socios en el emprendimiento que investiga la Justicia en Colombia y España: Barco y González. Marín dijo en una entrevista televisiva que le realizó el periodista Juan Szafrán que tuvo “la suerte de conocer al papá de Messi”. Habría que comprobar ahora si el pensamiento de Jorge es recíproco. Algunos medios ya deslizaron que la relación comercial estaría por quebrarse. El tiempo dirá.
La revista Forbes publicó que el delantero del Barcelona tuvo ingresos en 2012 por 30,1 millones de euros en concepto de sueldo y contratos de patrocinio. ¿Resulta tan indispensable para una estrella que cobró una fortuna de esa magnitud jugar partidos con amigos –desde Ronaldinho al Burrito Ariel Ortega– cuyas recaudaciones no queda muy claro a dónde van a parar y sus fórmulas de financiamiento tampoco se sabe de dónde provienen? Messi y su padre aportaron la factura que prueba cómo le donaron a Unicef Argentina 100 mil dólares.
Aun cuando no se comprobara algún delito, varios medios definieron el último juego en Colombia como “el desastre de Medellín”. Hubo chicos que pagaron una entrada cara para compartir una sesión de fotos y autógrafos que no se cumplió. El Heraldo de Colombia informó que “los promotores de la exhibición la reprogramaron y cerca de 300 niños aguardaron inútilmente a su ídolo”.
Pero eso no es todo. Barco y su socio González también están complicados por las giras de un famoso músico mexicano, el rey de la ranchera, Vicente Fernández. El juez madrileño Eduardo López Palop investiga también si en ellas se lavó dinero del narcotráfico. Una testigo declaró en la causa que el primero de los colombianos llegó a ofrecer 800 mil euros por cada show, cuando el cachet que se estila pagar es de 300 mil.
Jairo Alberto Criado, uno de los detenidos en España citado por medios periodísticos locales, también aportó datos sobre el flujo del presunto lavado de dinero: “El acuerdo fue que Andrés Barco entregaría cuatro millones de euros a Guillermo Marín para que él se encargara de buscar y contratar a los jugadores participantes. Y Marín sería la persona encargada de pagarles”.
El empresario argentino salió a contraatacar: “La investigación en España ya está cerrada y quedó acreditado que ni el padre de Messi ni yo estamos implicados, imputados ni investigados”. Otro tanto sucedió con un comunicado de Leo Messi Management (LMM): “Como ya han manifestado fuentes del Ministerio del Interior y de la Guardia Civil directamente a agencias de noticias, Jorge Messi nunca ha estado relacionado con el caso. Ni ha sido investigado, ni llamado a testificar, ni mucho menos imputado”.
En Madrid, las informaciones periodísticas deslizan sospechas sobre los Messi. En Barcelona, los medios los defienden. Publican documentos como la factura de Unicef Argentina, que cobró 100 mil dólares pagados por la fundación del jugador. El conflicto desatado en la prensa refleja dos Españas bien distintas. Tan distintas como el Barça y el Real Madrid, como los narcos y las fundaciones que defienden los intereses de la infancia.
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