DEPORTES › UN MAFIOSO DE SINGAPUR RELATA EN UN LIBRO SUS METODOS DE AMAÑO

Arregló partidos y lo cuenta

Wilson Raj Perumal, hoy detenido en Finlandia, confió el funcionamiento de sus negocios a dos periodistas italianos, que escribieron el libro Los reyes de Kelong. “Confesiones del arreglador de partidos más prolífico del mundo”, asegura la bajada de la publicación.

 Por Gustavo Veiga

Los reyes de Kelong es un e-book o libro electrónico que acaba de publicarse. Tiene una bajada que obliga a leerlo a todo investigador de la corrupción en el fútbol: “Confesiones del arreglador de partidos más prolífico del mundo”. La tapa está dominada por la cara de Wilson Raj Perumal, un mafioso de las apuestas clandestinas oriundo de Singapur y que espera la extradición a su país en una cárcel de Helsinki, Finlandia. En primera persona les confió a los autores, dos periodistas italianos, cómo funciona su negocio que llegó a la Argentina en diciembre de 2010. En aquella ocasión se conoció que el resultado de un amistoso entre la selección nacional Sub-20 y su par de Bolivia había sido amañado por un árbitro húngaro. Ahora, el detenido reveló que tenía todo acordado en un superclásico del 2011. Y lo contó así: “Sé que los volúmenes son pequeños, pero tengo un torneo más grande que se aproxima en Argentina, con River y Boca en sólo dos semanas. Vamos a tener nuestros árbitros en ese torneo. Sólo sé cuidadoso”, le dijo a Dan, su asistente, un tal Tan Seet Eng.

El partido entre los juveniles se jugó el 17 de diciembre del 2010 en Córdoba. El clásico más próximo a esa fecha se disputó el 22 de enero de 2011 en Mar del Plata. Boca ganó 2-0 con goles de Nicolás Colazo y Martín Palermo. El árbitro fue Pablo Lunati.

El diario La Voz del Interior realizó una serie de artículos sobre los hechos que Perumal ratifica en el libro de Alessandro Righi y Emanuele Piano, quienes además tienen una página web que publica notas de investigación: www.invisible-dog.com. El periodista argentino Santiago Menicheli tradujo del inglés para esta nota Los reyes de Kelong, que sólo se puede adquirir por Internet. Kelong significa en malayo la construcción tipo palafito, en madera y sobre el agua, que abunda en países del sudeste asiático.

Los autores cuentan el objetivo que se trazaron con su publicación: “Este libro no es una mera colección de hechos y figuras sobre arreglo de partidos, ni una acusación a aquellos responsables por la proliferación mundial del fraude deportivo. Antes que nada, este libro es la historia de vida de un hombre”. En el texto también puede leerse lo que piensa Perumal de los jugadores: “Mientras los futbolistas sean humanos, todo es posible”.

Nacido el 31 de julio de 1965, el singapurense dijo aquella frase sobre los protagonistas del juego, después de sostener este diálogo en primera persona con un colaborador: “¿Por qué no estamos tratando de arreglar en la Premier League inglesa?”. “Es imposible”, le contestaron. Quedó visto que para él nada es imposible. El diario inglés The Guardian reveló que intentó sobornar a trabajadores de Wembley para que en medio de los partidos se quemaran algunas lámparas y se interrumpieran los juegos de la Premier League. Un informe de la TV británica aportó que Perumal, cuando residía en Londres, vivía muy cerca del célebre estadio.

Arrestado en Helsinki en 2011, colaboró con la policía, dio nombres de los integrantes de la red de apuestas clandestinas que había montado y quedó bajo un régimen de libertad vigilada. Pero lo volvieron a detener arreglando partidos de la liga del Estado de Victoria, en Australia. Y en su país de residencia, Finlandia, los futbolistas están en alerta máxima desde marzo de 2013, según el sindicato internacional de jugadores profesionales (FIFPro).

“Durante el verano de 2013, organizaciones delictivas internacionales se contactaron con jugadores finlandeses en diversas ocasiones, en un intento por manipular los partidos de fútbol. Dichos jugadores respondieron denunciando los intentos de arreglo de partidos, a través del sistema de alerta que había introducido el sindicato finlandés de futbolistas profesionales (JPY)”, informó FIFPro el pasado 28 de abril. ¿Cómo lo hicieron? Mediante una aplicación en sus teléfonos celulares llamada Players Red Button (Botón rojo de jugadores).

Perumal contó en Los Reyes de Kelong: “Mi jugador favorito de todos los tiempos es Diego Armando Maradona. Salvo en las copas mundiales, no había fútbol en vivo en Singapur, por eso yo dejaba de lado otras actividades para ver a Maradona en diferido. Era mi ídolo, un verdadero genio del fútbol”.

El cerebro de los partidos amañados mueve hoy 1,3 millón de libras esterlinas por encuentro arreglado según la TV británica. En septiembre de 2010, Perumal puso la atención en América latina. Quería diversificarse, tras haber llevado los arreglos de partidos por los otros cuatro continentes. Casi siempre, con un mismo patrón: la búsqueda de árbitros corruptos en países de Europa del Este, Africa o América Central. También de jugadores permeables a sus sobornos, como casi todo el seleccionado de El Salvador. De un total de 25 futbolistas investigados, 23 fueron sancionados: 15 de por vida, dos por cinco años, uno por 18 meses, otro por un año y cuatro por seis meses, mientras que dos fueron absueltos. Las sanciones fueron aplicadas por su propia federación en septiembre de 2013. “El presidente de la Federación de Ecuador me proveyó algunos contactos en Argentina de organizadores de partidos que, según dijo, podrían estar interesados en nuestro programa de comercio de árbitros”, declaró el detenido en el libro. Así fue como Perumal planificó la victoria argentina por 1-0 sobre Bolivia entre sus selecciones Sub-20.

Los periodistas italianos citan varias frases de su entrevistado sobre aquel arreglo concretado en diciembre de 2010: “Los árbitros fueron escoltados hacia Argentina por un miembro de la organización de Dan, un húngaro llamado Zeekay”. “Dan le dijo a Zeekay: ‘Solo quiero un gol en los últimos dos o tres minutos o durante el tiempo de descuento’ (ya que eso fue lo que apostaron).” “Parecía que Argentina no iba a marcar, entonces Lengyel (N. de R.: un árbitro húngaro de apellido Kolos) hizo jugar y jugar hasta los 11 minutos de descuento, cuando finalmente concedió un dudoso penal para los dueños de casa. Argentina anotó y selló la victoria por 1 a 0. Cuando terminó, uno de los jugadores bolivianos estaba tan frustrado que corrió a Lengyel y lo escupió en medio de la cara. Todos apuntaban sus dedos acusadores al árbitro húngaro.”

Perumal le dedica a aquel amistoso una frase lapidaria en el libro: “El encuentro entre Argentina y Bolivia fue la peor cagada en mi carrera de arreglo de partidos después de un partido de Togo”. El mismo se respondió por qué: “Hasta ese momento, nuestra red se había estado expandiendo por América latina: Venezuela, Bolivia, Ecuador. Todo iba tranquilo y nada había quedado expuesto hasta ese maldito partido de Argentina”.

La evidencia de ese bochorno fue demasiado. Interpol estaba hacía años tras él. Su primera detención en Singapur había sido en 1995. El morocho de rasgos malayos y mirada inescrutable –según el Helsinki Times– está hoy en la prisión de Vantaa, Finlandia. Espera que se concrete la extradición a su propio país, desde donde montó una estructura que hace tambalear la credibilidad de ese producto llamado fútbol.

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