Se le terminó la ilusión a Juan Martín Del Potro: anoche iba a la búsqueda de la final del ATP 250 de Delray Beach, pero no pudo ante Sam Querrey, que se impuso 7-5, 7-5. Del Potro eliminó en cuartos de final al francés Jeremy Chardy, quinto favorito, en dos sets por 6-2 y 6-3 en una hora y veinte minutos de partido. Sam Querrey, por su parte, superó a su compatriota Tim Smyczek por 6-7 (1), 7-6 (4) y 6-4. En la otra semifinal, el estadounidense Rajeev Ram sorprendió al búlgaro Grigor Dimitrov al derrotarlo por 6-4 y 6-3. La definición será hoy por la tarde.

Del Potro destacó ayer por la tarde que se va “llevando demasiadas cosas positivas” en la semana de su regreso a las canchas tras 11 meses de inactividad por una lesión en la muñeca izquierda, donde cosechó tres victorias consecutivas para clasificarse a las semifinales del torneo en Estados Unidos. “De cada partido saco cosas buenas, cosas malas, y vengo llevando demasiadas cosas positivas para analizarlas y mejorarlas en el futuro”, sostuvo. Con respecto a la decisión que tomó para aceptar la wild card del torneo, la Torre de Tandil resaltó que la idea principal era “probar la mano”. “Una de las ideas principales para venir acá era poder jugar un partido, poder probar la mano y decir, bueno, descanso y ver si juego otro torneo de inmediato para tener otro partido encima. Pero de repente me encuentro con cuatro partidos en menos de una semana, lo cual para la muñeca es el mejor test que puede tener, pero tal vez para todo lo que es mi físico no es lo ideal”, reconoció el tandilense, quien actualmente se encuentra en el puesto 1042 del ranking mundial. En cuanto a la evolución de su lesión y cómo jugó su cabeza durante su ausencia en el circuito, Del Potro aclaró que todo marcha según lo planeado. “Estuve preparándome para este momento y lo bueno es que no me está sucediendo nada raro ni nada fuera de lo planeado y por eso estoy tranquilo. Entro a la cancha tranquilo y haciendo lo que puedo con mi juego y divirtiéndome mucho”, puntualizó. Por último, destacó que tanto él como su entorno están viviendo un “gran momento” por su regreso y por lo duro que caló en su círculo íntimo la lesión y posterior inactividad. “Me desacostumbré a las rutinas que hacía previo a los partidos. Ahora trato de estar relajado, estoy disfrutando muchísimo de todas estas cosas de nuevo y ya va a llegar el momento en que esté nervioso, tensionado y no tenga ganas de hablar con nadie antes de jugar. Pero, por ahora, como sé que todo mi entorno en Tandil y en Argentina, y toda la gente que me rodea están igual de feliz que yo, es como que estamos viviendo todos un gran momento”, dijo.