Gabriel Batistuta apareció casi de sorpresa. Llegó al Herzogenpark apenas pasadas las 12.30, justo cuando ya varios jugadores habían terminado de almorzar y habían comenzado la siesta. Por eso, algunos recién se enteraron de la presencia del ex delantero cuando se despertaron para la práctica de la tarde. Para un equipo que sustenta su ilusiones de título en la calidad de sus atacantes y las cantidad de variantes ofensivas con las que cuenta el entrenador José Pekerman, que el máximo goleador histórico de la Selección y el mayor anotador argentino en mundiales haya pasado por la concentración argentina a tres días del debut significa todo un símbolo. Con la dupla Saviola-Crespo consolidada un día más como la delantera del arranque y con Messi y Tevez a la expectativa, más Palacio y Cruz a la espera de una chance, Pekerman tiene un panorama que muy pocos entrenadores pueden exhibir.

“No lo pude ver”, se lamentó Javier Saviola sobre la presencia de Batistuta, que luego de charlar con algunos dirigentes, el cuerpo técnico y compartir unos mates con los jugadores, se retiró por una puerta lateral para no hacer declaraciones debido a que está contratado con exclusividad por una cadena mexicana. “Siempre lo tuve como referente”, indicó el ex delantero de River, que, junto con el capitán Juan Pablo Sorin, fue uno de los jugadores elegidos para la conferencia de prensa. Y si bien no confirmó su titularidad, los reparos que puso a lo largo de la charla resultaron tan tibios, que ya no quedan dudas de que le ganó la pulseada a Carlos Tevez en la lucha por acompañar a Crespo. “Formamos una dupla que se entiende bien. Siempre tuvimos buenos partidos. Nos entendemos y tenemos que ser contundentes. En un mundial hay que aprovechar al máximo cada una de las ocasiones que se nos presente. Son todas defensas muy rápidas y fuertes, que no dejan muchas oportunidades”, sintetizó el delantero de Sevilla.

Lo concreto es que Pekerman entiende que Saviola es el mejor acompañante para Crespo –quien comparte esa impresión–, lo que quedó demostrado en la confianza que le dio desde el partido ante el Sub-20 en Buenos Aires. Ayer repitió la fórmula en el 3-0 sobre los sparrings con dos goles de la dupla y el restante de Maxi Rodríguez. La versatilidad de Saviola de tirarse a los costados, retrasarse para buscar la pelota cuando no le llega y la capacidad innata para llegar a definir como nueve es lo que entusiasma al entrenador.

Más allá de la titularidad del siete, atrás tendrá dos potenciales reemplazantes de lujo. Por un lado, Lionel Messi, a quien el cuerpo técnico protege como si se tratara de una cajita de cristal, y por el otro a Carlos Tevez, que no muestra ni una mueca de malhumor a pesar de perder la pulseada con Saviola. Está clara allí la mano de Pekerman, que le dio un mensaje concreto al delantero de Corinthians para que sepa que a lo largo del torneo su oportunidad llegará. “Mi objetivo es estar al ciento por ciento para cuando el técnico me necesite”, había dicho el martes Tevez. Con el ex Boca, el equipo gana en agresividad y en capacidad para sostener la pelota. Su desequilibrio en el mano a mano, la búsqueda del arco rival y su potencia física resultan una alternativa válida si la defensa de Costa de Marfil consigue cerrarse e impone el rigor que se presume. Su juego algo menos asociado le restó los puntos que lo llevaron al banco.

El caso Messi es especial. Desde el 7 de marzo hasta el debut jugó un rato en el amistosísimo ante el Sub-20 y 30 minutos ante Angola. El miedo a que se agravara su lesión llevó a que se lo sobreprotegiera (ver aparte) y a que perdiera lo que se especulaba una titularidad segura. Pero su gambeta en velocidad, cambio de ritmo y freno se han transformado en una carta vital para Pekerman, que no dudará en jugarla con el correr del certamen. Claro que en el abanico de posibilidades, la alternativa que dos de los tres convivan con Crespo en el equipo no es para nada descabellada: fue probada ante Croacia y Pekerman las deslizó en varias ocasiones. La eventual salida de Maxi Rodríguez o de algún defensor para rearmar una línea de tres facilitaría la situación. Pero lo cierto es que Saviola tiene bien en claro qué es lo que deben realizar los elegidos para sacar provecho de tanta abundancia ofensiva: “Como delanteros, tenemos que saber leer el partido y comportarnos en función de la defensa. Si salen a buscarnos, no debemos retroceder. Si no nos salen, tenemos que ir a buscarlos”. Así de contundente, como parece el ataque argentino, por cantidad y calidad.