Jueves, 8 de junio de 2006 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA CON UN ASESOR CLAVE DE EVO MORALES
Por Mercedes López San Miguel
Los tiempos cambian, mal que les pese a los latifundistas y a los gobernantes liberales como Alvaro Uribe y socialdemócratas como Alan García. Llegó la hora de la integración y la distribución de la riqueza. De todo eso habló con Página/12 el senador Antonio Peredo, figura clave del Movimiento al Socialismo (MAS), en la coqueta residencia del embajador boliviano en la Recoleta. Peredo porta un apellido con historia: dos de sus cinco hermanos, Guido “Inti” y Roberto “Coco”, lucharon junto al Che Guevara; ambos fueron asesinados en los ’60.
–¿Cuál es el plan para la reforma agraria?
–En este momento se dota de tierra a los campesinos y se la asegura a las comunidades originarias para que comience una mejor productividad en el campo. Por supuesto que los terratenientes que nunca desaparecieron y que al contrario, con las dictaduras militares se fortalecieron, han tenido una reacción de temor de que sus propiedades resulten tocadas. El gobierno señaló que las tierras productivas no van a ser afectadas, pero sí aquellas improductivas.
–Quiere decir que pasarían a manos del Estado.
–Para entregarlas a los campesinos. Se trata fundamentalmente de una dotación de tierra adecuada, razonable y sostenible en el tiempo para los sectores campesinos. Por eso se le está dando importancia a una entrega en forma comunitaria, de manera que los pueblos originarios tengan acceso a ese suelo.
–¿Ha habido avances en ese sentido?
–Se han hecho las primeras entregas, por lo que es prematuro decir. Los propietarios de grandes extensiones de tierra han anunciado incluso que van a defender físicamente cualquier intento de apropiarse de sus tierras, pero ellos tienen tierras improductivas e intencionalmente esperan que con el tiempo les dé mayor valor monetario y así venderlas.
–¿Entre los propietarios hay brasileños?
–La Constitución boliviana establece que ningún ciudadano extranjero puede tener tierras en una franja de 50 kilómetros de la frontera. Lo que esté fuera va a ser revertido.
–Las negociaciones entre Bolivia y Argentina están abiertas actualmente y sin conclusiones sobre el precio del gas.
–En los gobiernos anteriores las relaciones “se gasificaron”, estuvieron focalizadas en el gas, dejando de lado otros intereses comunes. O bien somos países estancos y para desarrollarnos debemos empobrecer a nuestros vecinos o bien encaramos el proceso de desarrollo conjuntamente. Argentina debe comprender eso. Esta idea fuerza de la complementariedad es en la que trabajan ambos gobiernos.
–Dada la nacionalización de los hidrocarburos, si Repsol no acordara con el gobierno, ¿qué sucedería?
–Bolivia recuperó el dominio sobre sus recursos naturales, pero no tocó las inversiones de las empresas que están en el país. En los casos de Repsol y Petrobras, las petroleras continúan siendo dueñas de las acciones que compraron. Una vez que recuperen sus inversiones, el Estado va a recibir el 82 por ciento. Con el 18 que les queda, obtienen ganancias. No tenemos indicios de que las petroleras se quieran retirar de Bolivia.
–En la región se visualizan dos ejes: por un lado Cuba-Venezuela-Bolivia, por el otro Brasil-Chile-Perú, en momentos en que naufragan el Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
–Evo Morales asume la presidencia de la CAN este mes y ya ha convocado a Hugo Chávez a reincorporarse a la misma. Las relaciones se vieron en dificultades porque Colombia firmó un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. En Colombia acaba de ser reelegido Alvaro Uribe y en Perú, donde el TLC está pendiente de una aprobación del Congreso, Alan García. García va a tener que adecuarse a esta ola de renovación en Sudamérica, que busca la integración. La firma del ALBA por Cuba, Bolivia y Venezuela es una declaración internacional de que los TLC no son una solución para la situación de Bolivia.
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