DEPORTES › GANO BRASIL Y JUEGA LA FINAL CON ALEMANIA
El fútbol del mundo se ha equilibrado
Al fin el Mundial se puso serio: Brasil se convirtió en el segundo finalista del Mundial al vencer 1-0 a Turquía y se enfrentará el domingo contra Alemania.
Ambas selecciones son los máximos protagonistas de la definición de la Copa del Mundo y protagonizarán un choque inédito.
Por Pablo Vignone
El Mundial ya no es más un torneo japonés. Porque será Brasil el que se enfrente con Alemania en la final, el domingo, a las 8, después de vencer ayer en la semifinal disputada en Saitama a Turquía, con un gol de Ronaldo. Basta de paparruchadas. De Senegales o Coreas, de fútbol sorpresa, de resultados truchos o eliminaciones inesperadas. En algún punto de este happening asiático, la historia dejó de estar torcida. Lo necesitaba el fútbol, para recuperar la confianza de los mercados tribuneros. Por eso, la final del domingo no sólo será el primer choque a nivel de Copa del Mundo entre los dos equipos que más mundiales jugaron sino también la primera final entre las dos selecciones de más laureados pergaminos en la Copa. Brasil llega a Yokohama con 4 títulos y 3 subcampeonatos; Alemania lo hace con 3 títulos y 4 subcampeonatos. No es una final cualquiera: es la madre de todas las finales del mundo.
Como correspondía. Poniendo el inodoro en el baño, la cama en el dormitorio, la cocina en la cocina y a Brasil en la final junto a Alemania. Recuperando su orden histórico. Los sueños de Corea o Turquía fueron menos que eso: eran las pesadillas del mito. Nunca tuvieron la menor chance –y especialmente una vez que el escándalo arbitral estalló en los cuartos– de hacer caer al Wall Street futbolero. El equilibrio pregonado se hace un festín en la aleatoriedad de uno o dos partidos. Pero en las instancias fundamentales, cuando pesa la camiseta, el mito histórico se corporiza. Y produce estos resultados, que tranquilizan. Al menos, la globalización todavía no barrió con estos valores. No llegó Argentina, tampoco Italia. Pero a falta de ellos, están los que tenían que estar. Aunque fuera en versiones devaluadas.
Brasil jugó acaso su mejor partido del Mundial, no tanto por el fútbol desplegado –cuyo amarretismo puede atribuirse a la “soledad” de Rivaldo sin Ronaldinho u otros intérpretes de la gambeta– sino por la forma en la que ejerció el dominio de la situación. Sufrió media hora, hasta que transformó a Rüstü, el arquero turco, en la figura del partido. Cuando arrancó el complemento, sólo bastaba saber en qué minuto iba a abrir el marcador. Lo hizo Ronaldo de entrada, pegándole mal, de punta; pero valió por los ocho o diez goles que se perdió después, cuando estaba más cerca de convertir el tercero que el segundo, aunque hubiera relegado su papel a un mero ejercicio contragolpeador en lugar de reclamar el protagonismo triunfal que el fútbol sugería. Pero nadie puede objetar la justicia del resultado.
Irónico: ni Brasil ni Alemania pensaron llegar tan lejos en este Mundial. La anécdota la contó Luiz Felipe Scolari, el medroso entrenador de la selección brasileña: “Cuando nos vimos en Seúl en diciembre, en el sorteo del Mundial, (el entrenador alemán Rudi) Voeller y yo hablamos sobre que ambos estábamos con la soga al cuello, porque clasificamos con muchas dificultades al Mundial. Y nos dijimos: a ver si a pesar de todo nos encontramos en la final. El domingo nos vamos a abrazar y le voy a recordar esta anécdota”.
Brasil necesitó una victoria en el último encuentro de las eliminatorias para garantizar su puesto en el Mundial. Alemania debió disputar un repechaje contra Ucrania, tras haber quedado segunda en su grupo al recibir una goleada 5-1 ante Inglaterra en Munich.
La cuenta regresiva empezó. ¿Qué dicen los brasileños? “Será una final muy difícil. Alemania tiene un excelente equipo”, opina Ronaldo. “Estamos en la final, que gane el mejor”, expresó confiado Roberto Carlos, sintiendo que ellos son los mejores. ¿Qué sienten los alemanes? “Prefiero jugar contra Brasil antes que contra Turquía, porque hubiésemos estado bajo mayor presión”, admitió el capitán, Oliver Kahn. Para Miroslav Klose, que con cinco goles escolta a Ronaldo en la tabla de goleadores del Mundial, “jugar contra Brasil es un sueño. Pero si jugamos como lo hicimos frente a Corea, tenemos una chance”. Lo mismo opina Thomas Linke: “Jugar contra Brasil es algo muy especial. Tienen las mejores individualidades y,además, consiguen integrarlas en un equipo. No va a ser nada fácil derrotarlos”.