DEPORTES › EXPOSICION SOBRE EL MUNDIAL 1978 EN ALEMANIA

Juegan contra la impunidad

La organiza una ONG alemana para exigirle al gobierno teutón que recuerde a los detenidos-desaparecidos de ese origen durante la dictadura y que solicite la extradición de los genocidas para juzgarlos en Nuremberg.

 Por Gustavo Veiga
Desde Nuremberg

El cartel rojo, con letras negras, sostiene: “Wahrheit und Gerechtigkeit für die opfer der argentinischen militärdiktadur” (Verdad y justicia para las víctimas de la dictadura militar argentina). Sintetiza lo que piensa la Coalición contra la Impunidad sobre el pasado más sangriento en nuestro país. Esa organización alemana, que reúne a la sección local de Amnesty, a las iglesias evangélica y católica y otras ONG sin vínculos con los partidos políticos, se las ingenió para mantener aún viva la esperanza de extradición de los genocidas. Con motivo del Mundial 2006, continúan con su prédica contra el Mundial ’78. Y no se trata de un anacronismo, si no de que, así, consiguen llamar la atención sobre la desaparición de los ciudadanos de origen alemán en aquellos años. Por lo pronto, el 29 de junio, el pastor Kuno Hauck –quien vivió ocho años en la Argentina– continuará denunciando los casos de Elizabeth Käsemann, Klaus Zieschank y Marcelo Weisz, entre otros, a menos de treinta kilómetros de donde se concentra la Selección Argentina. Lo hará en el marco de unas jornadas sobre fútbol y derechos humanos que tienen lugar en Nuremberg durante este mes.

La coalición, creada a comienzos de los años ’90, tiene militantes activos en esa ciudad y en Berlín. Entre sus propuestas se destaca la creación de un Código de derechos humanos para eventos deportivos internacionales. Una especie de cuerpo jurídico que tutele lo que ha sucedido hasta el infinito: la manipulación de torneos como un Mundial, cuando éstos son organizados por regímenes dictatoriales. Y se lo exigen a la Asociación Alemana de Fútbol, a la que, por otra parte, aún le reclaman un pedido oficial de disculpas por la connivencia que le atribuyen haber tenido con los militares argentinos, sobre todo ante el caso Käsemann.

Hermann Neuberger, el presidente de esa entidad en 1978 –también un hombre clave en la FIFA que por entonces conducía el todopoderoso Joao Havelange–, admitió que el seleccionado alemán jugó un partido amistoso con el argentino, a pesar de que la socióloga Käsemann había sido asesinada unos días antes, el 24 de mayo de 1977, y el embajador en Buenos Aires, Jörg Kastl, conocía la noticia. “Estuvimos de acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores y la embajada en cumplir con el partido”, reconoció Neuberger, en abril de 1978, durante una entrevista. Por este motivo, la Coalición le exigió públicamente a la asociación local que se disculpe durante la actual Copa del Mundo. Un pedido que, como era de esperar, no prosperó. Ni siquiera por las 1300 firmas que lo acompañaron.

No conformes con esa solicitud simbólica, los militantes montaron una muestra en el tercer piso de la oficina de turismo de Nuremberg –la alcaldía es gobernada por un socialdemócrata que respalda sus inquietudes–, donde se recrea en fotografías y textos aquel pasado. Amnesty de Alemania les pidió en el ’78 a los futbolistas de su país que intercedieran por los detenidos-desaparecidos, pero recogió escasas adhesiones y más de una crítica que reproduce ahora, veintiocho años después.

“Sería mejor si Amnistía lee en Stern (una revista germana) lo que se escribe sobre los centros de detención en Rusia”, afirmó Berti Vogts, integrante de aquel equipo y luego su DT. “No, no me molesta que allá se torture”, dijo el conocido defensor del Hamburgo Manfred Kaltz. El goleador Klaus Fischer, del Schalke 04, agregó: “Los militares no molestan. Espero que avancemos bastante”. Apenas se diferenció de ellos Karl Heinz Rummenige, del Bayern Munich: “No puedo aceptar lo que está pasando, sin embargo quiero participar”, dijo quien, hace un par de meses, denunció por una presunta coima al presidente de Independiente, Julio Comparada, en una negociación frustrada para contratar a Sergio Agüero.

Un periodista peruano que trabaja para la Coalición, Esteban Cuya, le informó a Página/12 que “hace tres semanas, el gobierno federal de Alemania insistió ante el argentino con el pedido de extradición para Videla y otros militares. La causa no está cerrada y, si fueran traídos aquí, serán juzgados en los tribunales de Nuremberg”. Si aconteciera algo así –que hoy parece improbable–, la ciudad donde en 1945 se condenó a buena parte de los cabecillas del régimen nazi, recrearía para la memoria universal cómo ocurrió el peor genocidio cometido en América latina. Este tipo de historias, como la lucha que lleva adelante la Coalición, le deben en buena medida su difusión al fútbol. Y la coincidencia con el Mundial las amplifica más.

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Nuremberg recibe una exposición sobre el Mundial 1978.
 
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