La AFA es una de las organizaciones cuestionadas en el informe porque interactúa en el problema que pretende resolverse con “una estructura verticalista, concentrada y viciada que se transmite al resto de los actores”. Por eso, el Comité sugiere que “es necesario contar con una democratización de sus estructuras que hagan posible una mayor transparencia, participación de todos los involucrados y control de la actividad que realiza”. También les dedica una parte del texto a “los clubes, primeros eslabones de vinculación y relación con las barras bravas” que “deben modificar sus estatutos para que los violentos dejen de ser socios y no se permitan las relaciones comerciales entre estos individuos y las instituciones deportivas”. De Julio Grondona, sin nombrarlo más que por su cargo, define que “representa una concentración de poder en cabeza del presidente” y sugiere que la AFA “debería ser una organización deportiva que predique con el ejemplo. Hoy no lo es. La institución AFA no tiene un sistema adecuado de control interno y a su vez no existen mecanismos institucionales en los cuales existan pesos y contrapesos”.