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“Lo que pasó fue una ejecución”, acusó el entrenador de San Martín de Mendoza, José María Martínez, que criticó el accionar de “toda la policía” porque “nunca hubo invasión de cancha ni agresión” que justificara la reacción de las fuerzas de seguridad.
Godoy Cruz ganaba 3-0 el partido que el árbitro Jorge Ferro acababa de suspender por desmanes provocados por hinchas de San Martín. La policía respondió disparando balas de goma, ante lo cual los jugadores de San Martín intentaron detener a los efectivos; en medio de empujones y forcejeos, Azcurra recibió el balazo de goma. “Es una cosa de locos, no se sabe por qué disparó, es un criminal”, dijo el padre del jugador, Antonio Azcurra.
El secretario general de Agremiados, Sergio Marchi, viajó a Mendoza y adelantó la iniciativa del gremio de “comprometer al poder político, ya sea el Ejecutivo o el Judicial para que la investigación determine los responsables”. Marchi se declaró “conmocionado” por lo que pasó y advirtió que “si no se puede garantizar un clásico donde había 5 mil personas en un estadio que puede albergar casi 50 mil, hay que reflexionar que algo anda mal”.