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Después que trascendió que Aerolíneas Argentinas perdió unos 70 millones de dólares en julio, la reacción del oficialismo no se hizo esperar. El titular de la empresa, Mariano Recalde, y el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, relativizaron el rojo de la compañía. “Aerolíneas no es una empresa que tenga que dar ganancias, sino que presta un servicio público fundamental para el país, que es el de conectar a los argentinos”, enfatizó Recalde. Por su parte, el titular de Transporte ofreció su explicación al magro desempeño del mes pasado: “En todo el mundo hubo picos de déficit por la mezcla de la crisis internacional con la gripe A”.

El Estado se hizo cargo de la gestión de la empresa luego de que el grupo Marsans la llevó a la quiebra, pero el déficit es abultado: el promedio mensual, precisó Recalde, es de 33 millones de dólares. “Aerolíneas presta un servicio a muchos destinos que no son rentables. Cuando enviamos un avión a Santiago del Estero, gastamos más de lo que recaudamos, pero ese servicio lo tenemos que cumplir”, explicó.

Para Schiavi, la gestión actual está teñida de las dificultades que heredó de la anterior. “Estamos trabajando sobre lo que nos dejaron; una flota vieja que gasta mucho y que requiere un costo de mantenimiento altísimo. Cuando se reemplace totalmente, habrá una baja de costos”, remarcó. Recalde agregó otro dato: la flota que dejó Marsans tiene un promedio de 19 años, cuando el de una aerolínea moderna es de 5 años. El funcionario recordó que sobre un total de 90 naves, los españoles tenían en condiciones de volar sólo 35. La cantidad de vuelos semanales, en tanto, “pasó de 250 a más de 500”.

“Este fin de semana tuvimos 88 por ciento de efectividad en la puntualidad en vuelos de cabotaje, y 81 en vuelos internacionales, según reconoció la Asociación Argentina de Derecho del Turismo”, destacó Schiavi. “Este rubro era una de las falencias operativas de la compañía”, recordó.