El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses destinó 816 millones de pesos durante 2009 para estimular la industria automotriz. Permitió vender 12.637 vehículos 0 kilómetro, 62 utilitarios y 19 taxis, aunque restan consignar cuatro mil operaciones. Los resultados son muy inferiores a los 100 mil automóviles estimados en el lanzamiento del plan. Si bien el año terminará de forma más favorable para el sector de lo que se vaticinaba, queda claro que la influencia de los planes públicos, al menos por el lado de la demanda, fue limitada. Desde los concesionarios afirman que “el plan fue muy bueno, una oportunidad que los consumidores perdieron”. Analistas critican la escasa potencialidad contracíclica por el alto componente importado de los vehículos favorecidos y que se haya subsidiado a los sectores de más altos ingresos.

El incentivo a la industria automotriz fue una de las políticas sectoriales anticíclicas más importantes que el Gobierno anunció a fines del año pasado, cuando la crisis comenzó a impactar en la actividad. El plan “Mi primer 0 km” fue lanzado en diciembre, y originalmente contemplaba la entrega de créditos baratos para quienes nunca tuvieron un auto 0 km “chico”. El objetivo era llegar a vender 100 mil autos bajo esta modalidad. La devolución era a través de 60 cuotas fijas a una tasa de interés mucho menor a la promedio del mercado y la financiación cubría hasta el 50 por ciento del valor total del rodado.

Ante la tibia recepción de los consumidores y las quejas de parte de las terminales y autopartistas por el alto contenido importado de Brasil que la tenía la lista de autos del plan, los requisitos se distendieron y se incluyeron vehículos de más alta gama y utilitarios. Además, se lanzó un plan para la compra de taxis, previsto para llegar a 15 mil unidades, aunque solo se vendieron 19.

Según los datos que ofreció ayer la Anses, de los 3100 millones de pesos destinados al sector, se otorgaron 816 millones. 427 millones se utilizaron para la financiación de la compra de 12.766 vehículos, incluyendo autos 0 km, utilitarios y taxis, más otras 4000 operaciones “en curso” por 130 millones. Se trata de un resultado muy inferior a los 100 mil esperados por el Gobierno. “Vendimos menos de lo que pensamos, aunque generó tráfico de gente y levantó la moral”, resaltó ante este diario Dante Alvarez, titular de Acara (Asociación de Concesionarios de Autos). Un análisis similar ofrecen desde la Anses, ligando el plan a un “efecto externo”, que se vería en el buen desempeño del sector en el año.

En cambio, Mariana González, investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda), explicó a Página/12 que “más allá de los problemas de implementación, el plan no tenía gran potencialidad. Estimulaba la venta de vehículos importados, con lo que el efecto contracíclico vía creación de empleo era limitado. Por ello, se reducía a un subsidio al consumo de los segmentos de mayor poder adquisitivo”.

“Los consumidores, en el contexto de crisis, toman recaudos sobre los bienes más prescindibles, por ello también el escaso impacto”, indicó Andrés Tavosnaska, economista de AEDA. “El plan fue parte de una estrategia, que apuntó a facilitar el consumo de la clase media alta, y que ahora afortunadamente parece estar cambiando, enfocándose sobre los sectores populares, a través de la asignación universal por hijo”, concluyó.

Además del plan para la compra de vehículos, 259 millones se dirigieron a solucionar problemas financieros de la filial local de la multinacional General Motors. A cambio del préstamo, GM no despidió a ninguno de sus 2200 operarios y desarrolló un modelo con mayor integración nacional.

Con estos altibajos en los planes oficiales (que también incluyen el otorgamiento de subsidios a las empresas para mantener puestos de trabajo a través del programa Repro), pero más que nada traccionado por la demanda brasileña, el año cerró bien para la industria automotriz y la producción llegará a unas 520 mil unidades.

Informe: Javier Lewkowicz.