La agenda para el encuentro de ministros del viernes próximo en Buenos Aires, que formalmente creará el Consejo Suramericano de Economía y Finanzas, quedó definida en la reunión de la Unasur del viernes pasado en Lima y contiene propuestas que van mucho más allá de una declaración formal. “Quizá podamos tomar decisiones concretas y no sólo sea un hecho político la creación de este consejo”, se ilusionó el ministro Amado Boudou ante sus pares el último viernes, pensando en una estrategia compartida frente a una crisis financiera mundial cuya duración y consecuencias son, en buena medida, impredecibles. El encuentro de esta próxima semana pretende no sólo encontrar instrumentos que mostrarían la capacidad de la región para ir armando lo que se ha denominado “una arquitectura financiera regional menos dependiente del dólar y de los centros de poder”, sino además “dar una respuesta política”, como sugirió Guido Mantega, de Brasil, ante la crisis de liderazgo evidenciada por Estados Unidos y Europa.

“Antes vivíamos amenazados por la guerra de monedas, ahora vemos cómo el dólar se derrite”, bromeó uno de los responsables de hacienda durante la reunión en Lima, frente al ministro brasileño Guido Mantega, uno de los precursores en denunciar a los países centrales por provocar un desorden financiero mundial con sus políticas monetarias. Pero ahora que las consecuencias de esos manejos explotaron en los propios centros de poder, Sudamérica empieza a discutir abiertamente cómo inmunizarse de caer en la trampa del dólar.

Los representantes de la Unasur resolvieron agregar tres capítulos específicos a la agenda de la primera reunión del Consejo, que tiene que ver con las medidas a tomar frente a la crisis y la forma en que los países colaborarán entre sí. El primero es el capítulo monetario, e incluye todos los ítems referidos a la movilización de reservas, uso de monedas locales en reemplazo del dólar, Banco del Sur y relación con las calificadoras de riesgo y otras agencias financieras internacionales. El segundo es el bloque comercial, para el cual Argentina propuso sustituir el título de intercambio por el de “integración productiva”. El tercero es el referido a la declaración del encuentro, para el que se está pensando en darle un fuerte contenido político, que constituya una “respuesta” a los países centrales ante la crisis.

Mantega y Boudou resultaron los articuladores de las propuestas que el conjunto de los países de la región discutirá esta próxima semana en Buenos Aires. En materia monetaria, el objetivo explícito es lograr “una menor dependencia del dólar, tanto en su uso como instrumento de pago como para reserva de valor”. “En el uso de monedas locales para el pago del intercambio comercial ya venimos desarrollando con Brasil una experiencia muy valiosa”, destacó Boudou en el encuentro. Frente a la experiencia actual que vive la Unión Europea, el ministro destacó que el camino que transitan los dos socios “es más rico e interesante”. Abogó por su ampliación a toda la región, mediante la institucionalización de una caja de compensación que haga las veces de administrador y liquidador de los saldos comerciales entre los bancos centrales. Con respecto al Banco del Sur, Argentina y Brasil propondrán rediscutir el diseño de su constitución, apuntando a la incorporación de más miembros. “Políticamente, es muy difícil imponer los términos de la capitalización (el aporte que debería hacer cada país) que todos aprobamos”, comentó el representante de uno de los que participan del proyecto Banco del Sur, en referencia tanto a las discusiones en los países que quieren entrar como en aquellos que ya participan pero debieron pelear la aprobación parlamentaria. En cuanto a las calificadoras de riesgo, se insistirá en señalar que “estuvieron en el origen de la crisis, en un lugar central entre sus responsables, como factor endógeno en su generación y como propagadoras luego”.

El bloque de temas comerciales que formará parte de la agenda contempla una propuesta argentina para convertir la actual formulación de incrementar el intercambio por otra que hable de la integración productiva regional. “Encontrar cómo desde nuestros países podemos orientar las inversiones para que sirvan a la integración de cadenas de valor”, sugirió Boudou en Lima. “Si lo potenciamos, podríamos sostener el crecimiento y aprovecharíamos mejor nuestras ventajas comparativas”, señaló.

El debate de fondo, el cuestionamiento a las respuestas que vienen dando Estados Unidos y Europa a la crisis, el mensaje que buscará marcar diferencias con las políticas de los países centrales, debería estar reflejado en lo que resulte del tercer bloque de temas a tratar en el Consejo Suramericano de Economía y Finanzas. La mayor parte de los países miembro recogieron lo que fue un severo cuestionamiento de Brasil, en boca de Mantega, al comportamiento de los países centrales. “Entre 2008 y 2010, las conclusiones del Grupo de los 20 sirvieron como señales al mercado”, en cuanto a la intención de la búsqueda de soluciones no tan onerosas para las condiciones sociales de la humanidad. “Pero los resultados han sido sumamente pobres”, compartieron el ministro brasileño y su par argentino. La visión compartida es que “es necesario dar una respuesta política”, que marque a la vez el cuestionamiento y la voluntad de independencia. “Esos liderazgos están cuestionados, nuestros países hoy tienen líderes fuertes; ahora es posible incorporar esos liderazgos a una misma visión latinoamericana que, frente a la incertidumbre, nos pare ante el mundo con certezas”, proclamó Boudou en Lima. La promesa es concretarlo en Buenos Aires, en pocos días más.