Domingo, 7 de agosto de 2011 | Hoy
EL MUNDO › OPINION
Por Eduardo López *
La brutal represión contra los estudiantes chilenos de estos últimos días es el resultado del modelo educativo implementado en este país hermano mediante el terrorismo de Estado de la dictadura pinochetista. Sin embargo, ese modelo es sistemáticamente esgrimido como ejemplo a seguir por los sectores neoliberales que, bajo el discurso de la “medición de la calidad”, trafican las propuestas privatistas y mercantilistas que conciben a la educación como un servicio.
Estos sectores, que en nuestro país intentaron llevar adelante la destructiva reforma educativa de los años ‘90, hoy cuestionan la inversión estatal en educación en base a tablas resultadistas que dejan afuera los conceptos de inclusión educativa o derecho social.
El ejemplo más evidente de quien se mira ilusionado en el espejo chileno de Sebastián Piñera es el del recientemente reelecto jefe de Gobierno Mauricio Macri. Ese es modelo del PRO. Si aún no pudo avanzar más en ese sentido ha sido por la resistencia de estudiantes, familias y docentes.
Así como las imágenes televisivas de la crisis en Grecia se nos revelaban como espejo retrovisor de nuestro 2001, las espantosas escenas de la represión trasandina nos alertan como reflejo del futuro si se desplegara el modelo educativo macrista.
Sin dudas, Macri y Piñera comparten la misma matriz de pensamiento y acción. No sólo en relación al modelo educativo que provoca los sucesos chilenos de estos días sino en la forma de resolución de conflictos que se cierra en la represión y persecución en lugar de promover el diálogo.
Como docentes, no tenemos por costumbre darnos por vencidos. Por eso nos proponemos aprender de este juego de espejos. Aprender del pasado. Pero también del futuro.
* Secretario general de UTE-Ctera Capital.
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