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¿Cuántos años cumplió? “Setenta y uno.” ¿Le pesa hacer campaña a esa altura? No es una pregunta amable, pero Alcira Argumedo se la toma con sentido del humor: “El ayatolá Komeini hizo toda la revolución islámica entre los 79 y los 89 años”, replica. Es jueves y la socióloga –elegida por Pino Solanas para reemplazarlo como candidata a la presidencia– prepara el bolso para viajar a Mar del Plata; de ahí irá a Rosario y después a Entre Ríos. La campaña es corta y en Proyecto Sur redoblan los esfuerzos. El riesgo es no reunir en las primarias del domingo próximo el 1,5 por ciento de los votos, requisito para presentarse en octubre.

–¿Llegan?

–Si no hay problemas de fraude en la provincia de Buenos Aires, con los votos reunidos en Capital y Santa Fe ya está la base que necesitamos –asegura ella.

–¿Fue un error no ir a un frente con Hermes Binner? ¿Por qué un votante de su espacio la elegiría a usted y no a él, que es gobernador y viene haciendo una construcción de años?

–Porque hay diferencias muy marcadas en las propuestas programáticas de cada uno. Proyecto Sur ha tenido presencia en el escenario político por sus propuestas: la necesidad de recuperar los recursos estratégicos como el petróleo y gas, auditar de la deuda externa, lanzar un proceso de reindustrialización en gran escala empezando por la reconstrucción de los ferrocarriles, la industria naval, la aeronáutica, telecomunicaciones. Sabemos que ésa es la única forma de revertir los problemas de la Argentina. Además, está ocurriendo un cambio de época en el plano internacional, y hay que darle respuesta. En este sentido criticamos el tipo de relaciones que se están entablando con las potencias emergentes, como China. Nos parece altamente peligroso que el 90 por ciento de las exportaciones a China sean productos primarios sin elaboración y el 90 por ciento de las importaciones desde China sean productos industriales.

–¿Y Binner?

–El Frente Amplio no está planteando estas cosas. Hacen una propuesta institucionalista, de corrección institucional, ése es el máximo énfasis.

–Usted vive en la Capital, ¿a quién votó en el ballottage porteño?

–Voté en blanco.

–¿Por qué ganó Mauricio Macri?

–Mi sensación es que una parte importante de la sociedad sigue sin creer en la política, no se ha revertido la crisis de representatividad de los partidos del 2001-2002. De alguna manera este vuelco es porque hay gente que piensa “ya que van a decir una cosa y hacer otra, voto por éstos que son más livianos, o a los más simpáticos”. Un poco como pasó con (Miguel) Del Sel. Lo llamaría un voto escéptico, no un voto de derecha.

–¿La sorprendió que Del Sel casi ganara la elección en Santa Fe?

–Sí, sí. Pero ahí creo que hubo una especie de venganza del PJ santafesino. Es evidente que hubo un porcentaje muy fuerte del PJ Federal que traicionó a Rossi. Eso formó parte más de una crisis del kirchnerismo con el PJ de Santa Fe, que de un atractivo de Del Sel. De donde vuelve a jugar esta sensación de falta de credibilidad en la política, lo cual es preocupante, y asustó incluso a los socialistas. No se cree en lo que dicen las fuerzas políticas. Nosotros incluidos.

–Es decir que cree que se podría repetir en otras provincias.

–Hay que ver cómo se comporta el PJ en Buenos Aires. Porque incluso hubo una parte del PJ Capital que lo votó a Macri, por eso subió tanto.

–¿Quién sería el Del Sel bonaerense?

–Puede llegar a ser Duhalde. Esas estructuras partidarias del PJ tienen una dinámica peculiar, y si no tienen acuerdos se toman sus venganzas. Es decir, este pejotismo hegemónico se recicla y vuelve a tener lazos comunicantes.

–Sobre las denuncias contra Eugenio Zaffaroni, usted rechazó el planteo de Elisa Carrió para iniciarle un juicio político.

–Yo le tengo un profundo respeto y afecto a Zaffaroni. Ante todo, él tiene que dar una explicación sobre lo que ha sucedido, pero no sería el primer caso de alguien que es traicionado por una especie de socio. Yo no lo veo a Zaffaroni queriendo hacerse unos mangos más con la trata de personas o la prostitución. Si es responsable de algo, es de haber confiado en una persona que no fue lo suficientemente proba o de confianza.

–¿Le preocupan las denuncias que se están haciendo contra figuras como él o como Hebe de Bonafini?

–Son casos distintos. El caso de Schoklender es otro, porque aunque yo creo que Hebe no tuvo nada que ver, sí hacía una defensa acérrima, le tenía una confianza ciega. Y que este personaje era siniestro lo sabía mucha gente desde hacía mucho tiempo.

–¿Se equivocó Solanas al bajarse de la candidatura presidencial?

–No, porque en la Ciudad de Buenos Aires nosotros no garantizábamos, si no era con una figura fuerte como Pino, cohesionar nuestros votos. Se enfrentaban dos aparatos estatales fuertes, el de la Ciudad y el de la Nación, cada uno con su respectivo poder de fuego comunicacional. Si salíamos mal en Capital Federal, como la perspectiva no es precisamente la de ganar las elecciones, nos hubieran dado por liquidados. Necesitábamos reforzar el núcleo de la Capital, y lo hicimos.

–Si no puede presentarse en octubre, ¿a quién votaría?

–Tendría que pensarlo mucho.

–No diga que no lo pensó.

–Lo que pensamos es que vamos a entrar. Nada indica lo contrario.

–¿En las primarias del próximo domingo está en juego la continuidad de Proyecto Sur como fuerza política?

–No, en absoluto. Hay una plena conciencia de que nuestra historia no termina el 14 de agosto ni el 23 de octubre. Por el contrario, recién estamos comenzando.