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La diferencia entre la apertura indiscriminada de la economía argentina durante los ’90 y la selectividad brasileña para aplicar las mismas recetas neoliberales del Consenso de Washington es una de las razones que explica los disímiles grados de desarrollo entre ambos países. Esta es la conclusión a la que arribó la investigadora Sonia Marina Filipetto, primera oradora de la mesa sobre “Cadenas productivas y desarrollo sectorial”, que tuvo lugar en el IV Congreso de AEDA.

Filipetto utilizó el sector de calzado para comparar el desempeño de las economías de los dos socios comerciales, por el tipo de actividad y su impacto en el empleo. La misma comparación realizó el economista Gustavo Ludmer, teniendo en cuenta el contenido tecnológico de las exportaciones, demostrando que Brasil primarizó sus ventas externas, pero debido a un fuerte aumento en el precio de las materias primas.

“La llave es la transformación de la matriz productiva, lo que permitirá sortear los desequilibrios en el frente externo”, señaló Fernando Grasso, de Adimra. La presentación de Filipetto muestra que la apertura comercial fue más violenta en la Argentina que en Brasil. En cambio, en la última década las políticas se asemejan, pero la brecha se mantiene.

Ludmer analizó el nivel de desarrollo tecnológico de las ventas externas de ambos países desde 1996 hasta 2011. En ese cotejo, Brasil muestra un alto grado de reprimarización de las exportaciones, señaló. Apuntó que hasta 2006 la principal firma exportadora era Embraer, mientras que hoy lidera el ranking la minera Vale, a partir del fuerte aumento en el precio del hierro. Le sigue Petrobras, y en conjunto explican entre el 20 y 25 por ciento de sus ventas externas. La fabricante de aviones quedó quinta. Explicó que en Argentina crecieron los envíos de commodities en un 40 por ciento, pero los de productos manufacturados aumentaron en un 168 por ciento, aunque desde 2008 hasta el año pasado esa tendencia se estancó.