Domingo, 29 de diciembre de 2013 | Hoy
ECONOMíA › DE VIDO LE PIDIó MáS PRESENCIA POR LOS CORTES. CAPUTO, EL AMIGO DE MACRI
El ministro de Planificación, Julio De Vido, dijo ayer que “la empresa italiana que es la principal accionista de Edesur no tiene actitud ni presencia para resolver el problema”, y les pidió entonces a “las empresas argentinas” con acciones en Edesur que “asuman su responsabilidad como argentinos” ante los cortes de energía. “Me refiero al Grupo Caputo, Grupo Escasany, al grupo Miguens Bemberg, a Guillermo Reca y Guillermo Vázquez”, puntualizó De Vido y agregó que “no es una crítica, simplemente les estoy pidiendo que tengan la actitud como argentinos con responsabilidad social y que actúen ante la situación que nos genera el clima”. Planificación también informó que el Sistema Argentino de Interconexión superó ayer el record de demanda de potencia para un día sábado, cuando a las 14.10 el consumo alcanzó un pico máximo de 21.264 megavatios.
El ministro volvió a advertir que “en la medida en que los cortes no se resuelvan las sanciones y multas se van agravando minuto a minuto y día a día”. Por otro lado, el funcionario nacional explicó que por el momento quienes se están “haciendo cargo de responder a las demandas de los usuarios” son, “en principio, los trabajadores de la empresa con la colaboración del Ministerio de Planificación, el ENRE y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich”.
Estas declaraciones fueron realizadas por el ministro De Vido, quien hizo una recorrida por la central Atucha II con motivo del inicio de la carga de agua pesada que se hará en uno de los tanques de control de volumen del reactor con agua producida en la planta de Arroyito, provincia de Neuquén. A partir de abril próximo entrará en funcionamiento Atucha II y sumará 745 megavatios de electricidad al sistema interconectado nacional. Capitanich mencionó que en la misma zona se construirá también un reactor nuclear nacional en el marco de un programa de cuatro años con una inversión prevista de 4500 millones de dólares. El jefe de Gabinete subrayó que Argentina se encuentra dentro del ranking de los diez países más importantes a nivel internacional en lo que respecta al uso pacífico de este tipo de energía. “Hoy podemos ver los resultados de esta gestión con la puesta en marcha de Atucha II”, dijo Capitanich, para luego subrayar que “lo que tenemos que sentir los argentinos es orgullo” con este tipo de obras.
En ese marco, De Vido apuntó a los socios locales de los italianos Enel, controlante de Edesur a través de Endesa. Entre esos empresarios argentinos mencionó al amigo de Mauricio Macri, Nicolás Caputo.
Amigo del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, desde los seis años, Nicolás Caputo ha cultivado casi en partes iguales el perfil bajo como los activos vínculos con la obra pública de la Ciudad de Buenos Aires. Caputo creció como empresario de la mano de Franco Macri y con su hijo Mauricio compartió pasiones y negocios desde muy jóvenes, como el paso del ex presidente de Boca Juniors no sólo como consejero, sino también como contratista de algunas de las obras que el Gobierno de la Ciudad Autónoma exhibe como logros de gestión.
A través de SES S.A. y de Caputo S.A., fundada en 1932 y con negocios con la Ciudad desde 1970, llegó a ganar la adjudicación de millonarias obras en los últimos años, desde la construcción de un nuevo hospital en Villa Lugano, hasta la renovación integral de un pabellón en el Hospital José T. Borda. Incluso el diario La Nación mostró el vínculo entre ellos, con una nota del domingo 5 de diciembre de 2010 que afirma que “los papeles dicen que, en 2010, y avalada por la firma del jefe porteño, la empresa SES S.A., controlada en un 50 por ciento por Caputo. S.A, ganó la licitación para la reparación de 14 escuelas en la ciudad, por 30 millones de pesos”. El 20 de mayo de 2012, en tanto, Clarín afirmaba que Caputo invertía capitales en Puerto Madero: “También el empresario Nicolás Caputo, íntimo amigo de Mauricio Macri, construyó El Mirado”.
En el mundo privado su fortuna creció gracias a emprendimientos como la construcción del Shopping Abasto, el Casino Trillenium de Tigre y la planta impresora del diario La Nación. En 2007, a menos de un mes de asumir su primer mandato como jefe de Gobierno, Macri creyó que blanqueando el vínculo alejaría cualquier tipo de sospecha sobre los negocios entre ambos y lo nombró asesor ad honorem: la idea fue un fracaso, porque la oposición presionó y Caputo debió renunciar a los pocos días. Sin embargo, a pesar de este revés, el jefe de Gobierno nunca se preocupó por cuidar las formas y mientras su gestión seguía haciendo negocios con las empresas de su amigo, él lo elegía como testigo de la boda con su última esposa, Juliana Awada, en noviembre de 2010. “Nuestra amistad nació en primer grado, éramos muy inocentes y nos hicimos muy amigos. A los dos nos gustaba mucho el fútbol y gracias a eso generamos una ligazón que se mantiene hasta hoy. Yo jugaba de fullback y él de delantero”, le confesó el empresario a Gabriela Cerruti en su libro El Pibe.
Caputo también fue socio de Macri, además de amigo y compañero en los años de educación compartidos: juntos crearon la empresa Mirgor, en 1983, una firma que producía aires acondicionados para autos, pero que luego se expandió “a la fabricación de equipos de refrigeración domiciliaria, microondas y telefonía celular”, según el sitio web de la empresa de la que Macri se alejó en 1994.
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