Domingo, 29 de noviembre de 2015 | Hoy
ECONOMíA › OPINION
Por Alfredo Zaiat
El traspaso formal de funciones será el 10 de diciembre pero el inicio de la gestión económica del gobierno de Mauricio Macri es en noviembre. Es el mes base para empezar a analizar la evolución de las principales variables de la administración macrista. El promedio de las acciones líderes subió hasta el 20 por ciento y los títulos públicos aumentaron de 6 al 22 por ciento, según la serie. Inversores bursátiles no esperaron el día de la jura de Macri como presidente para tomar decisiones. La lista de precios de bienes de consumo masivo e insumos intermedios registró alzas del 10 al 40 por ciento en las últimas dos semanas. Proveedores, intermediarios y dueños de comercios grandes y pequeños tampoco esperaron y adelantaron la remarcación para acomodar su estructura de costos a la megadevaluación prometida por los economistas de Macri. Por las expectativas positivas de financistas manifestadas en estos días en el recinto bursátil y por el mecanismo de ajuste inmediato de precios motivado por una fortísima suba del tipo de cambio, noviembre es de Macri. Es el primer mes de su gestión porque esas variaciones en los precios (de bienes de producción y de acciones y de títulos públicos) son de su exclusiva responsabilidad política.
La estrategia de marketing electoral que el macrismo continuará durante su gestión diaria en el gobierno nacional consistirá en desentenderse de los costos del ajuste y descargarlos sobre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Saben de qué se trata: es lo que han hecho durante ocho años en la administración de la Ciudad de Buenos Aires. La duplicación de la tasa de inflación de noviembre y el shock de diciembre no serán el resultado previsible de una megadevaluación. Será explicado como el saldo provocado por “mentiras”, “la falta de reservas”, “el cepo”, “los inmensos subsidios a las tarifas” y un restante guión de excusas para intentar salir sin heridas políticas de lo que será uno de los golpes más contundente al salario real de los trabajadores y al poder adquisitivo de los jubilados. La justificación que han empezado a desplegar en los grandes medios amarillos es que el incremento extraordinario de precios corresponde al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y que la gestión de Macri sólo sincerará las variables de la economía. Habrá que ser muy militante de la causa macrista para defender ese argumento. El shock inflacionario está siendo provocado por las medidas adelantadas por Macri y sus economistas (megadevaluación, tarifazo y eliminación de retenciones), y el responsable de los aumentos de precios es el que las impulsa en forma deliberada.
Es tal el golpe al bolsillo y la recesión que se avecina que el gabinete económico que tantos elogios está recibiendo de la banca nacional y extranjera tiene que respetar una norma de convivencia escrita: no hablar mal del otro en su ausencia. Esa limitación fue informada anteayer en el diario Clarín. Si existiera un equipo donde sus integrantes se respetaran y no hablaran con periodistas con definiciones como “es un nabo” o “es puro ego” prodigados unos a otros cuando los preceptores de Macri no están en el aula, no se necesitarían normas escolares de buena conducta. El manual fue presentado por colaboradores del futuro jefe de Gabinete, Marcos Peña, el encargado de completar las ideas que empieza a desarrollar Macri en las conferencias de prensa.
Por lo pronto el debate interno entre aplicar el shock cambiario y de tarifas o instrumentar una política gradualista incrementa la incertidumbre, lo que habilita a proveedores, intermediarios y comerciantes a acelerar los aumentos de precios. La primera ronda de remarcación de precios ya se está concretando, y la segunda será cuando se disponga el alza del tipo de cambio oficial de 9,70 a 14 o 16 a partir del 11 de diciembre, según lo determine el mercado financiero. Los economistas de Macri esperan que las subas no continúen apostando a la gaseosa idea de la “confianza”. Más que por la confianza es probable que esa tercera ronda no pueda efectivizarse porque no serían convalidados por los consumidores debido a la recesión provocada por el gobierno de Macri y la fuerte caída de la demanda por la pérdida de capacidad de compra del salario y de los haberes previsionales, ingresos que todavía no tendrán la recomposición por paritarias y por la movilidad jubilatoria, previstas para el segundo trimestre del año próximo. Mientras, la dirigencia sindical tradicional está negociando con el macrismo espacios de poder en el Ministerio de Trabajo y en la Superintendencia de Salud para manejar el flujo de dinero de las obras sociales. Resulta extraña la ausencia del reclamo gremial de un bono de fin de año, pedido que se había convertido en una rutina en el último bimestre, para compensar el fuerte golpe al bolsillo que ya está provocando el anuncio de la megadevaluación, además de la inmovilidad gremial para exigir un inmediato aumento de emergencia para evitar que la tasa de inflación de Macri devore los ingresos.
La información que empieza a difundirse sobre los aumentos de precios refleja el comportamiento empresario de adelantarse a la fuerte depreciación de la moneda. Sebastián Premici detalló ayer en Página/12 que productores de alimentos envasados, panaderías y fábricas de pastas empezaron a recibir la bolsa de harina (50 kilo) a 220 pesos e industriales del sector adelantaron que cotizará a 240 pesos esta semana, cuando un mes atrás se pagaba 140, lo que significa un incremento del 70 por ciento. Los diferentes cortes de carne vacuna al consumidor subieron del 10 al 30 por ciento y los pollos aumentaron un 25 por ciento, según precisaron dirigentes de la cámara que reúne a los carniceros. Los aceites contabilizan alzas del 10, y productos de papelería y de oficina, del 15 al 20 por ciento, como registró un repositor de Carrefour en su cuenta de Twitter. La mayoría de los proveedores está enviando listas a comercios con aumentos del 10 al 20 por ciento. Insumos industriales acumulan alzas del 40 por ciento y fabricantes de papel empezaron a distribuir lista de precios calculados a un tipo de cambio de 13,20 pesos en noviembre, advirtiendo que en diciembre habrá otro retoque. Los fabricantes de acero están abasteciendo normalmente, pero obligan a sus clientes a facturar después del 10 de diciembre. El diario Clarín informó que los medicamentos más vendidos acumulan un alza promedio del 11 por ciento en el mes, con algunas drogas marcando subas en farmacias de hasta el 25 por ciento, variación superior a la de todo el año.
La morosidad en las entregas de mercadería o un despacho menor al pedido son otras conductas previsibles por la incertidumbre acerca de cuál será el nivel donde se estabilizará los precios luego de las medidas impulsadas por miembros del gabinete económico de Macri. Esa reacción defensiva de proveedores se observa en supermercados. Raúl Dellatorre detalló en la edición del miércoles pasado de Página/12 que los productos incluidos en el Programa Precios Cuidados mantienen los valores acordados en la Secretaría de Comercio, pero no hay en cantidad suficiente en las góndolas, con faltantes de hasta un 50 por ciento.
El noviembre de Macri quebró de ese modo la tendencia decreciente de los precios. Ariel Martínez, country manager de Kantar Worldpanel, consultora mundial sobre el comportamiento de consumidores, indicó en su último informe que “en el primer trimestre, el alza de precios para el total de la canasta básica fue de un 32 por ciento mientras que en el tercer trimestre la cifra bajó a un 25 por ciento”. A nivel general, el último informe de la consultora del economista Miguel Bein destaca que “luego de un año en que la inflación se ubicaba en la zona de 1,6 por ciento mensual promedio, los datos de noviembre apuntan a 3,0 por ciento”, sin arriesgarse a estimar el índice de diciembre con el impacto pleno del ajuste cambiario. A este nuevo ritmo, la tasa anual de inflación se duplicará. Bein calcula entonces que el escenario más probable es un fuerte retroceso del salario real en una magnitud que dependerá de qué tipo de negociación paritaria se desarrollará, pero que en el mejor de los casos sería con una pérdida de 12 puntos porcentuales.
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