Jueves, 20 de julio de 2006 | Hoy
El titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dio a entender que no tiene intención de continuar con una suba agresiva de la tasa de interés por la inflación. Reacción positiva de mercados.
Por Claudio Zlotnik
La posibilidad de que Estados Unidos haga una pausa en el proceso alcista de la tasa de interés llevó euforia a los mercados financieros. En Buenos Aires, el índice MerVal subió 3,1 por ciento; los recintos de México y San Pablo avanzaron en torno del 5 por ciento, mientras que en Wall Street, el alza fue del 2 por ciento. También se revalorizaron los títulos de la deuda argentina, un 2 por ciento en promedio. La llave de la fiesta de los financistas la tuvo Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (banca central estadounidense). La novedad puede favorecer la estrategia del Gobierno de acumular reservas y tener encaminado el programa financiero del año que viene.
Desde que asumió, a principios de año, Bernanke no había tenido una buena relación con los inversores. Sus intervenciones fueron por lo general ambiguas, cuando no erráticas. Los mensajes llevaron cada vez más confusión a los financistas, lo que se tradujo en una constante volatilidad de los mercados. Esta fue la primera vez que el titular de la FED confraternizó con los operadores.
La novedad es que Bernanke abrió la puerta a una tregua en el encarecimiento en el costo del dinero. Una pausa que no se daría en la próxima reunión de la Reserva Federal, prevista para el 8 de agosto, sino en los siguientes encuentros. En la actualidad, la tasa de corto plazo está en el 5,25 por ciento anual y en tres semanas subiría al 5,50 por ciento. Sería el decimooctavo ajuste consecutivo.
Precisamente, en ese concepto se basó parte de la alocución de Bernanke. Dio a entender que los efectos de la restricción monetaria todavía no se vieron en su plenitud ya que su impacto en la economía suele llegar con cierto rezago desde el momento en que se aplica. Y que confía en que el recorrido que elevó la tasa de corto plazo del 1,0 al actual 5,25 por ciento anual servirá para moderar el crecimiento de la economía estadounidense y, por lo tanto, de enfriar las presiones inflacionarias. “El crecimiento en la actividad económica debería moderarse este año y en el 2007. Si esa moderación ocurre como se espera, debería ayudar a limitar la presión inflacionaria con el tiempo”, manifestó el banquero central.
El otro elemento novedoso que introdujo Bernanke fue que la FED sería más tolerante con la inflación. Si bien renovó sus advertencias sobre el peligro que conllevaría un alza de los precios más allá de lo esperado, un escenario que no se subestima ante el repunte en el valor del barril de petróleo, dejó entrever que aunque superen las expectativas iniciales, eso no implicaría subas adicionales de la tasa de interés.
La Fed estima que la inflación debería llegar a entre 2,25 y 2,50 por ciento este año y descender a entre 2,00 y 2,25 por ciento en 2007. En anteriores oportunidades, Bernanke dijo que el límite tolerable es del 2 por ciento anual, con lo cual aplicaría mano dura en lo monetario hasta lograrlo. Ayer moderó ese discurso y, de hecho, la inflación anualizada se encuentra ahora en el 2,6 por ciento si se excluye el rubro energético y del 4,3 si se lo suma. Un dato que alimentó el optimismo de los inversores fue que la inflación de junio resultó del 0,2 por ciento, la mitad que en el mes anterior.
La señal de la FED, de un corte menos ortodoxo al habitual, denota la preocupación de que una sobrerreacción en la suba de la tasa termine por provocar un aterrizaje forzoso del ritmo de crecimiento económico. De hecho, Bernanke anunció ayer que la tasa de expansión de este año será “algo menor” a la prevista cuando asumió en el cargo. No obstante, en la mayoría de los bancos de inversión de Wall Street suponen que la tasa llegará al 6,0 por ciento anual, y que ése será su punto de equilibrio. La diferencia es que ahora se piensa que la FED aplicaría esos incrementos a un ritmo más lento.
Si bien la expectativa de los financistas había mejorado tras el discurso de Bernanke en la Comisión de Presupuesto del Senado estadounidense, lo cierto es que la economía global se encamina hacia tasas de interés más elevadas. El Banco Central Europeo advirtió ese escenario en su último comunicado de hace un par de semanas, mientras que Japón acaba de subir el costo del dinero.
Si, en efecto, el escenario financiero internacional mejora, la Argentina podría sacar provecho. Por un lado, el Banco Central se aseguraría un panorama propicio para seguir acumulando reservas con un dólar a 3,10 pesos. También permitiría cumplir con la anunciada –y luego postergada– estrategia de cubrir las necesidades financieras del próximo año durante la segunda parte de este 2006. Un escenario volátil impediría salir al mercado a colocar nuevos bonos.
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