La canasta de la pobreza llegó en noviembre a 879 pesos, 1,1 por ciento más que el mes anterior. Mientras que la cesta que mide la indigencia alcanzó los 403,25 pesos, dos por ciento más que en octubre. En ambos casos, esos ingresos mensuales son los requeridos por una familia tipo –matrimonio y dos hijos chicos– para no ser considerados pobres o indigentes, respectivamente.

El salto en el valor de la canasta de indigencia, integrada completamente por alimentos básicos, fue el mayor del año. De hecho, el costo de dicha canasta se incrementó sólo el mes pasado en ocho pesos, impulsado por la suba de precios de frutas y verduras, pero también de la carne. En lo que va del año, la canasta básica alimentaria –que reúne la dieta mínima necesaria para una familia tipo que despliega una actividad física moderada– acumula un aumento del 4,7 por ciento, menos de la mitad del incremento de precios registrado durante igual período del 2005. Por su parte, la canasta de la pobreza, que no sólo incluye alimentos sino también vestimenta y algunos servicios, se encareció en noviembre casi 10 pesos. Y en lo que va del año acumula un incremento del 5,7 por ciento. En el mismo período, el IPC aumentó 8,8 por ciento.

Durante 2006, los servicios y la indumentaria subieron más que los alimentos, pero en noviembre se dio la situación inversa. El mes pasado el alza de los alimentos en general fue de 1,4 por ciento, el doble que el índice de costo de vida que se ubicó en 0,7 por ciento. Pero la suba en los alimentos de mayor consumo fue bastante mayor: 6,5 por ciento en frutas, 2,6 por ciento en verduras y 1,5 por ciento en carnes.

La carne mostró ajustes en todos los cortes: asado, 3,2 por ciento; cuadril, 2 por ciento; nalga, 1,5 por ciento; paleta, 1,6 por ciento. En tanto el pollo aumentó 3,8 por ciento.