Viernes, 7 de septiembre de 2007 | Hoy
Shell anticipó que tendrá problemas para abastecer a su red por la clausura. Preocupa la especulación de los exportadores.
La petrolera Shell inició ayer el envío de cartas documento a las estaciones de servicio de su red de expendedores anticipándoles que tendrá problemas para abastecerlos, a raíz de la clausura de la planta refinadora de Dock Sud dispuesta por la Secretaría de Medio Ambiente. Oficialmente, el titular de la empresa, Juan José Aranguren, le comunicó al secretario de Combustibles que tiene existencias para tres días. Pero desde ayer comenzó a bajar paulatinamente el ritmo de producción. “Parar una refinería de craqueo catalítico no es sencillo, si se la enfría muy rápido puede incluso inutilizarse la planta y estamos hablando de inversiones millonarias”, explicó Aranguren. Dirigentes del sector expendedor advirtieron que “no hay razones” que justifiquen un desabastecimiento, aunque ya se observan “conductas especulativas con las naftas de quienes no quieren ceder los volúmenes que exportan, porque ahí se está haciendo un fabuloso negocio”.
El titular de Shell rechazó ayer las imputaciones de la Dirección Nacional de Control Ambiental y anticipó que hoy presentará un recurso administrativo solicitando el levantamiento de la medida. “Shell no ha incumplido las normas vigentes en materia ambiental”, aseguró. “No hay ninguna norma que reglamente la toma de agua de superficie, como la hay para la toma de agua subterránea”, dijo ayer Aranguren en referencia a la falta que se le imputa. “No dejamos sin agua a un millón cien mil habitantes, como se dijo, porque tomamos agua negra del Riachuelo, que nadie puede utilizar, y devolvemos un 99 por ciento mejorada y con más temperatura al Río de la Plata”, dijo el directivo sobre el funcionamiento de la planta de Dock Sud. La petrolera de origen anglo-holandés pedirá hoy la revisión de la medida, a través de la presentación de un descargo y recurso administrativo. Aranguren dijo que confiaba en que la medida “sea revisada para no llegar a una instancia judicial”.
El miércoles pasado, la Dirección Nacional de Control Ambiental dispuso la clausura total en forma preventiva de la planta, tras constatar que dichas instalaciones no tienen permiso “para extraer del canal Dock Sud ni del Río de la Plata los 18,4 millones de litros de agua por hora que realizan”. La DNCA alegó además que en esa planta “existen pérdidas y derrames constatados” y que “las pruebas de suelo tomadas acreditan la contaminación”, al tiempo que observó una “deficiente gestión de residuos especiales y/o peligrosos”.
Las autoridades del área aseguraron que la clausura se mantendrá efectiva hasta que la empresa “cese la situación de peligro para el ambiente y la integridad física de los habitantes en el ámbito de la Cuenca Matanza-Riachuelo”.
El contraataque que intenta ejecutar la empresa, a través de los pedidos de revisión y la amenaza de desabastecimiento por la salida de actividad de la planta, fue refutado por el titular de la Asociación de Estaciones de Servicio, Manuel García. Consultado por Página/12, sostuvo que “en naftas no hay ninguna razón para que haya problemas, porque la producción prácticamente duplica lo que se consume, y la diferencia se exporta”. Señaló que, ante la eventual salida del mercado de la producción de Shell, “se desató una marcada especulación de las petroleras que no quieren ceder, porque hacen un negocio espectacular vendiendo afuera la nafta súper 80 por ciento más caro de lo que obtienen en el mercado interno”. García precisó que tampoco deberían esperarse inconvenientes con el gasoil, en el que Shell tiene una participación menor de mercado y donde siempre es necesario importar. “Traer 400 mil metros cúbicos en vez de 300 mil no debería ser un problema”, señaló.
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