Las expectativas abiertas por la posible venta del frigorífico Quickfood a una firma brasileña provocaron un salto en el valor de sus acciones, que llegaron a superar durante la jornada de ayer el 55 por ciento. El jueves último, en una nota dirigida a la Bolsa de Comercio, las autoridades de Quickfood habían informado la existencia de tratativas para ceder el paquete de control, cuya titularidad corresponde a la familia Bameule.

El grupo interesado es el brasileño Marfrig, con nueve plantas procesadoras en Sudamérica. La misma firma ya había incursionado en el terreno argentino a través de la compra de un frigorífico en Córdoba y otro en Santa Fe. Quickfood tiene una participación del 50 por ciento en el mercado de hamburguesas de Argentina y exporta a cuatro continentes.

Su facturación alcanza los 850 millones de dólares anuales, apenas inferior a los 1000 millones que en promedio factura el grupo Marfrig, propiedad del empresario Marcos Antonio Molina Dos Santos. Aunque oficialmente no se dio a conocer cifra alguna, se estima que el grupo brasileño podría llegar a pagar entre 200 y 300 millones de dólares para quedarse con Quickfood, comercializador de la marca Paty.

La operación por Quickfood es una más de una larga cadena de transferencias de frigoríficos nacionales a empresas extranjeras. Anteriormente corrieron igual suerte Finexcor, Nelson, Friar, Consignaciones Rurales, CEPA y Rioplatense, entre otros. La venta de la empresa sería anunciada oficialmente en un par de semanas, aunque en el mercado bursátil se descuenta que el cambio de mano de la empresa ya se produjo el martes último.