A pesar de negar que exista un problema de aceleración inflacionaria, el Gobierno buscó un canal para descomprimir la situación con los precios. Llegó a un acuerdo con las grandes cadenas de súper e hipermercados para que reduzcan un 5 por ciento los precios del 80 por ciento de sus productos. El convenio, gestionado por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a instancias de Néstor Kirchner, se pondrá en marcha en forma inmediata, a pocos días de las elecciones, y regirá hasta el 10 de diciembre. Involucra básicamente a alimentos y bebidas y algunos bienes de limpieza y tocador.

Los principales directivos de las cadenas serán recibidos esta mañana por el Presidente en la Casa Rosada para formalizar el pacto, tras lo cual se anunciará oficialmente. Así lo anticiparon ayer fuentes oficiales. Empresas productoras de aquellos mismos bienes fueron convocadas para sumarse a la iniciativa, pero varias respondieron que no. El dueño de La Serenísima, Pascual Mastellone, dijo abiertamente que “esta vez no vamos a poder colaborar”. “Por la situación que atraviesa nuestra empresa, si nos sumáramos, los accionistas nos dirían que la estamos regalando, porque estamos pasando por una situación delicada”, afirmó. “Nosotros y SanCor tenemos problemas porque cumplimos los acuerdos de precios, mientras otros lo han evadido”, se quejó.

Las grandes cadenas de supermercados, en cambio, no están en posición de quejarse. Las ventas del sector se encuentran en sus máximos históricos y, al mismo tiempo, los márgenes de rentabilidad son crecientes. En algunos casos, como el de los vinos finos, marcan con un 100 por ciento. El boom del consumo les dio posibilidades de sacar una mayor diferencia por las ventas. El peso que tienen dentro del canal comercializador les permite obtener descuentos de sus proveedores de entre 20 y 30 por ciento respecto a supermercados medianos y chicos, a lo que se suman condiciones más convenientes de pago y distintas bonificaciones. Los supermercados chinos, por su parte, esta vez no fueron convocados.

La industria de la alimentación respondió rápidamente que no participará del acuerdo para bajar los precios 5 por ciento porque teme que ocurra lo mismo que en otras oportunidades, cuando el convenio lo firmaron junto a los grandes supermercados y después se vieron forzadas por las cadenas a asumir el costo prácticamente solas. Su salida para eludir la presión fue lanzar nuevas versiones de los productos, con cambios en los contenidos de los envases o cualquier pequeña modificación en la presentación.

El compromiso de los supermercados con los acuerdos firmados con el Gobierno también fue dispar. De hecho, a fines de julio las cadenas suscribieron un convenio con Moreno para no subir los precios hasta fin de año. Sin embargo, en agosto, el primer mes de vigencia plena de ese pacto, los precios en los supermercados aumentaron 1,6 por ciento, de acuerdo con la propia medición del Indec. En ese mes, la inflación minorista fue del 0,8 por ciento. Desde principios de año, los precios en los supermercados treparon 14 por ciento y 15,7 desde agosto de 2006.

Roberto Domenech, vicepresidente de Copal, la cámara de industrias de la alimentación, fue más diplomático que Mastellone para desistir de la invitación oficial, pero transmitió el mismo mensaje. Sostuvo que el sector “generará la menor cantidad de expectativas posibles en materia de inflación”. Sin embargo, remarcó: “Los productores no pueden hacer ningún ajuste”.

El acuerdo fue gestionado por Moreno con la cámara de supermercados, que agrupa a las cadenas más grandes. El secretario de Comercio les pidió un compromiso para atravesar con menos tensión la etapa final del Gobierno, con las elecciones en el medio. El convenio involucra al 80 por ciento de los productos que comercializan esos centros de venta. Fuentes del sector admitieron que es posible que el 10 de diciembre, cuando asuma la próxima administración, haya un pedido para renovar el acuerdo. De otro modo, la baja que se logre en este momento, con su consecuente beneficio político, se transformará en lo contrario más adelante.