El cajón de tomate redondo se vendió ayer en el Mercado Central entre 100 y 130 pesos (de 5,5 a 7 pesos el kilo), un 30 por ciento más barato que la semana pasada. Los operadores consultados por Página/12 aseguraron que para evaluar los efectos provocados por el boicot de las asociaciones de consumidores y de los supermercados de origen chino no se puede tomar sólo el martes porque tradicionalmente suele ser un día de poca actividad. No obstante, reconocieron que lo más probable es que la baja se consolide en los próximos días. Igual los precios seguirán altos hasta fin de año, respecto a los valores históricos.

La restricción en la oferta provocada por las heladas caídas en las principales zonas productivas (Noroeste y Corrientes) y la especulación de productores y comercializadores, hicieron que el tomate comenzara a subir rápidamente de precio a fines de agosto. La primera señal de alarma se encendió cuando el fruto comenzó a venderse por arriba de los 8 pesos, pero esa escalada quedó eclipsada por la espectacular suba de la papa.

A comienzos de la semana pasada las remarcaciones se aceleraron aún más y las verdulerías lo cotizaron entre 12 y 15 pesos, motivando el boicot de los consumidores y de los supermercados de origen chino, que restringieron notablemente sus compras. Las acciones de protesta iniciadas el lunes continuaron ayer en Villa Crespo, donde diversas asociaciones volvieron a repartir tomates y volantes para concientizar a la población. Estos actos seguirán al menos hasta el viernes.

Ahora el precio comenzó a bajar, pero los especialistas coinciden en que lo más probable es que el tomate se estabilice en torno de los 8 pesos el kilo, al menos hasta fin de año, por la acción de los consumidores y por los mayores ingresos de Corrientes que se esperan para fin de mes. “La mercadería que ya está pasada se puede conseguir un poco más barata, pero los tomates buenos es difícil que bajen más”, destacó una fuente del sector a Página/12.

Los 8 pesos representarán un alivio respecto del record histórico de la semana pasada, pero seguirán lejos de los “valores razonables” que reclaman las asociaciones. Para ejemplificar basta con recordar que a fines de octubre del año pasado, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, había manifestado su preocupación en el Mercado Central cuando el cajón de tomates llegó a 45 pesos: 2,5 pesos por kilo, que terminaba subiendo a 5 pesos en verdulerías y supermercados.

Recién en diciembre la caída podría ser más pronunciada, pues para esa fecha se prevé el ingreso en el Mercado Central de la mercadería proveniente del cinturón verde de La Plata, a lo que se le sumará algo de Mar del Plata. Los buenos precios incentivaron muchas plantaciones en esas zonas que comenzaron a crecer luego de las heladas de julio y agosto. Por lo tanto, se espera una oferta abundante y de baja calidad para las fiestas de fin de año.

Las asociaciones de consumidores se resisten a aceptar esos análisis de mercado y afirman que si el boicot es un éxito, los productores y comerciantes deberán verse forzados a reducir aún más sus márgenes de ganancia, adelantando en el tiempo la normalización de precios. Ayer los más entusiastas pidieron incluso que se extienda el boicot a la papa, el zapallo anco y la batata, que continúan ofreciéndose a valores record. “No compre tomates; pero tampoco aquellos productos que han aumentado de manera desproporcionada en los últimos meses”, recomendó Jorge Olguín, presidente de la Asociación de Usuarios y Consumidores de San Luis. Si el boicot al tomate termina siendo un éxito, los consumidores prometen que terminarán yendo por más.