El nuevo secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, elabora un nuevo esquema de retenciones para consensuar con la dirigencia agropecuaria. Las tres ideas fuerza del proyecto son aumentar la producción de trigo y maíz, diferenciar a los grandes productores de los pequeños y medianos y mantener el equilibrio fiscal actual. Para ello propone aumentar los aranceles a la exportación de la soja y el girasol y bajar los del trigo y el maíz e implementar distintas alícuotas según el tamaño de la explotación, manteniendo el ingreso fiscal. La primera lectura del plan es que, dada la fuerte diferencia entre la producción de soja y el resto, las rebajas a los aranceles de trigo y maíz serían importantes.

Cheppi piensa que “la institucionalidad de la Mesa de Enlace terminó”, por eso propuso reunirse por separado con los dirigentes de las distintas cámaras del sector. Pero asegura que si los dirigentes quieren reuniones conjuntas, no va a poner reparos para evitar confrontaciones inútiles con el sector. Aunque el secretario afirma que aún no habló directamente con los popes gremiales, sí acepta que les envió señales pidiéndoles un poco de paciencia hasta que pueda consensuar sus propuestas con el resto de los funcionarios del Gobierno que intervienen en el tema. Se refiere al ministro de Economía, Carlos Fernández, y al jefe de Gabinete, Sergio Massa.

Los nuevos cambios en el esquema de retenciones también buscarán incentivar los cultivos de las economías regionales, como la yerba, el té, el algodón, las manzanas y las peras, entre otros. Su idea no es eliminarlas, sino destinar los fondos recaudados con los derechos de exportación sobre esos productos a un fideicomiso que se utilizaría para subsidiar esas explotaciones. El dinero se manejaría con la intervención de las provincias productoras. El nuevo funcionario también quiere realizar cambios en el proyecto de ley de arrendamiento que ya tiene dictamen favorable en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. Piensa que el proyecto, que fue elaborado en base a una presentación de Federación Agraria, es antiguo: “Está diseñado para una época distinta a la actual”. Cree que, además, es muy compleja como para controlar su efectivo cumplimiento y que, como es una ley de tierras y tiene que lograr la adhesión de las provincias, debería consensuarse con los gobernadores. Estima también que, por sus características, puede resultar en un obstáculo para el desarrollo rural.

Con respecto a la soja en particular, Cheppi piensa que su producción debe seguir creciendo al igual que la del resto de los granos. Pero que su evolución debe ser menor que la del trigo y el maíz, que perdieron preponderancia en el área sembrada en los últimos años.