Al menos 20 iraquíes murieron ayer en un atentado suicida en la provincia de Diyala, una de las más peligrosas en Irak. En la frontera con Irán y con mayoría sunnita y kurda, esta región es considerada por las fuerzas estadounidenses como uno de los pocos bastiones que le queda a Al Qaida en ese país. Ayer un hombre con un chaleco lleno de explosivos se inmoló en medio del funeral de un policía que había sido asesinado días antes. Mientras esto sucedía en el oeste, en el sur un ataque de la Fuerza Aérea estadounidense sobre el centro de Basora dejaba al menos tres personas muertas, dos de ellos niños. El objetivo eran las milicias chiítas que la semana pasada se enfrentaron a las fuerzas iraquíes y estadounidenses.