EL MUNDO › LA FISCALíA DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL PIDIó LA CAPTURA DEL PRESIDENTE DE SUDáN POR GENOCIDIO

Desde La Haya a Jartum, el brazo de la ley

Es la primera vez que la Justicia global pide la detención de un presidente en actividad. El fiscal de la CPI, el argentino Luis Moreno Ocampo, acusó a Omar al Bashir de “genocidio” y por “crímenes de guerra y contra la humanidad”.

 Por Isabel Ferrer *

Desde La Haya la Justicia internacional ha puesto por vez primera en su punto de mira a un presidente en ejercicio. Tres años después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas le pidiera que investigara la tragedia humanitaria de Darfur, Luis Moreno Ocampo, fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), solicitó ayer el arresto del presidente sudanés, Omar el Bashir, por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad. Aunque los jueces decidirán ahora si existen indicios racionales de criminalidad para detenerlo, el gobierno de Jartum rechazó las acusaciones y advirtió que podrían “incendiar” la región. Otros dos jefes de Estado han sido imputados por la Justicia internacional: el yugoslavo Slobodan Milosevic, ya fallecido; y el liberiano Charles Taylor. Pero ambos fueron detenidos años después de dejar el poder. La decisión de encausar a Bachir no tiene precedentes y supone un nuevo y controvertido paso en la Justicia internacional. Algunos lo aplaudieron, como Amnistía Internacional. Otros fueron más cautos, sobre todo los diplomáticos en el terreno: advirtieron que puede dificultar las posibilidades de paz.

Las alegaciones contra el presidente Bashir incluyen haber organizado personalmente una campaña de exterminio premeditado de tres grupos étnicos de la zona, los agricultores negros fur, masalit y zaghawa, en la que perecieron al menos 35.000 personas. Para ejecutarla, se valió de las fuerzas armadas y de las milicias paramilitares de origen árabe –conocidas como yanyauid– que han echado a los campesinos de sus tierras. “Otros 2,5 millones de civiles se vieron obligados a huir y permanecen en campos de refugiados sujetos a un régimen de violaciones, hambre y terror que continúa ante nuestros ojos. Es un genocidio sin cámaras de gas; sin balas ni machetes. Es por desgaste”, aseguró el fiscal Moreno Ocampo.

Las organizaciones humanitarias cifran en unos 300.000 los muertos por enfermedad, hambre o violencia. Desde la capital, Jartum, las autoridades sudanesas hablan de 10.000 caídos en un conflicto que estalló en 2003 cuando el Ejército de Liberación de Sudán y el Movimiento por la Justicia y la Igualdad se sublevaron contra el gobierno. Apenas se enteró de la naturaleza de los cargos contra Al Bashir, el Ministerio de Exteriores puntualizó que “no reconocía la competencia de la Corte Penal Internacional ni nada que emanara de ella. Para nosotros no existe”, dijo su portavoz, Alí al Sadig. El tribunal sólo puede investigar casos en los países que lo han ratificado, pero el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó expresamente la apertura del expediente de Darfur por la gravedad de los hechos. Esto hace que el Consejo de Seguridad pueda también aplazar las órdenes del tribunal, si finalmente los jueces confirman la petición del fiscal.

Aquí se encaminan ahora los esfuerzos de Jartum: en conseguir que Rusia y, sobre todo, China, su gran aliado, paralicen la orden de arresto contra el jefe de Estado su-danés. La Unión Africana (UA) propuso asimismo a la CPI que suspendiera la petición de arresto, “hasta que se resuelvan los problemas más acuciantes del país”. La UA participa en una misión de paz conjunta con Naciones Unidas en Darfur, que debería contar con 26.000 cascos azules sobre el terreno. Por ahora, sólo se han desplegado 9000.

También la Liga Arabe expresó su incomodidad: ha convocado una reunión urgente para el próximo sábado. Consciente de la fragilidad de la situación, el fiscal Moreno Ocampo ya advertía que “no podía mirar hacia otro lado” en el documento donde detallaba las acusaciones.

“Durante cinco años, Bashir ha negado los crímenes. Dice que no hay violaciones en Darfur, y eso es una impostura. Ocultando lo que ocurre con la excusa de una lucha contra la insurgencia ha promovido la impunidad de sus subordinados para asegurar que cometieran un genocidio.” Si la nota misma era así de contundente, durante su comparecencia para presentar sus alegaciones entró en detalles. “En el contexto del conflicto armado, Bashir atacó desde 2003 a los tres grupos étnicos de Darfur para destruirlos. Los sacó de sus pueblos y los llevó a campos de refugiados. Ahora sabemos que también los persigue allí por ser de esas comunidades y eso es un genocidio.”

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12

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El presidente Omar al Bashir, parte de una sangrienta guerra civil.
Imagen: AFP
 
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